El Creador lleva a la persona a un grupo, como está escrito: “El Creador pone la mano en la buena fortuna y le dice: “Elígela”. Y ¿qué eliges tú? Eliges el entorno.
Tú esperas que éste influya sobre ti, incluso un poco, según la medida de disposición para doblegarte ante él. Aquí surge la pregunta: ¿Por qué y para qué te doblegas? Si somos honestos, es con el fin de producir una buena ganancia. Ellos te dicen que si agachas la cabeza ante los amigos, tú puedes ganar un gran premio. En esencia, esto es puro ego. El grupo ante el cual te doblegas, de ninguna manera es mejor que tú. Todos los amigos son los mismos egoístas, pero esto no importa, porque cada uno quiere bajar la cabeza ante los demás, para que a través del amor fraternal con una “promoción” masiva, tú recibas algún tipo de placer.
Así, la Luz viene hacia ti, porque, como se nos dice, a fin de cumplir los mandamientos, no necesitamos intención.
Por lo tanto, incluso si tu intención es egoísta, recibirás de todas maneras la Luz que Reforma. Podrías preguntar, “¿Cómo sucede esto?” Yo haría la pregunta de otra manera.
Si no fuera por este mecanismo, ¿cómo podrías finalmente cambiar?.
Hay una parábola acerca de dos ángeles que le preguntaron al Creador: “¿Por qué les diste el método de corrección a los seres humanos y no a nosotros?” El Creador respondió: “¿Tienen ustedes una inclinación al mal? Los seres humanos la tienen”.
De ello se deduce que tú debes estar dentro de la inclinación al mal y buscar muy conscientemente el auto beneficio, diciendo: “Incluso si el mundo arde, lo más importante es que yo me sienta bien, aunque me haya quedado solo”.
Sin embargo, en algún momento se despierta en ti la chispa de un nuevo deseo, orientada directo hacia el Creador, y a pesar de que tú lo imaginas a Él como la fuente de los placeres egoístas, de la vida eterna y perfecta para ti mismo, es suficiente con que entres en un grupo de personas como tú. Después de todo, es específicamente el Creador quien los unió; específicamente Él que te dio los medios para aprender y conectarte.
Es más, los cabalistas están por encima de nosotros y organizan todo lo que el grupo necesitará, como un maestro perfecto.
Ellos se preocupan por nosotros y específicamente la Luz que llega a nosotros a través de ellos. Ustedes ya lo verán.
Es así como trabaja el método de la Cabalá: Las buenas obras no requieren de las correctas intenciones y gracias a ellas, cuando tú todavía no tienes nada, puedes alcanzar el primer nivel. Un enfoque como éste dirige a la persona por el camino correcto, la protege de mentirse a sí misma y hace que sea posible disfrutar de una conexión mutua verdadera.
Esto no es una mentira. Todo está basado en las leyes, no en conceptos, creencias o costumbres. Nosotros estamos en un sistema realista. Con el tiempo, seremos capaces de describirlo, utilizando un lenguaje adecuado, preciso.
Tú esperas que éste influya sobre ti, incluso un poco, según la medida de disposición para doblegarte ante él. Aquí surge la pregunta: ¿Por qué y para qué te doblegas? Si somos honestos, es con el fin de producir una buena ganancia. Ellos te dicen que si agachas la cabeza ante los amigos, tú puedes ganar un gran premio. En esencia, esto es puro ego. El grupo ante el cual te doblegas, de ninguna manera es mejor que tú. Todos los amigos son los mismos egoístas, pero esto no importa, porque cada uno quiere bajar la cabeza ante los demás, para que a través del amor fraternal con una “promoción” masiva, tú recibas algún tipo de placer.
Así, la Luz viene hacia ti, porque, como se nos dice, a fin de cumplir los mandamientos, no necesitamos intención.
Por lo tanto, incluso si tu intención es egoísta, recibirás de todas maneras la Luz que Reforma. Podrías preguntar, “¿Cómo sucede esto?” Yo haría la pregunta de otra manera.
Si no fuera por este mecanismo, ¿cómo podrías finalmente cambiar?.
Hay una parábola acerca de dos ángeles que le preguntaron al Creador: “¿Por qué les diste el método de corrección a los seres humanos y no a nosotros?” El Creador respondió: “¿Tienen ustedes una inclinación al mal? Los seres humanos la tienen”.
De ello se deduce que tú debes estar dentro de la inclinación al mal y buscar muy conscientemente el auto beneficio, diciendo: “Incluso si el mundo arde, lo más importante es que yo me sienta bien, aunque me haya quedado solo”.
Sin embargo, en algún momento se despierta en ti la chispa de un nuevo deseo, orientada directo hacia el Creador, y a pesar de que tú lo imaginas a Él como la fuente de los placeres egoístas, de la vida eterna y perfecta para ti mismo, es suficiente con que entres en un grupo de personas como tú. Después de todo, es específicamente el Creador quien los unió; específicamente Él que te dio los medios para aprender y conectarte.
Es más, los cabalistas están por encima de nosotros y organizan todo lo que el grupo necesitará, como un maestro perfecto.
Ellos se preocupan por nosotros y específicamente la Luz que llega a nosotros a través de ellos. Ustedes ya lo verán.
Es así como trabaja el método de la Cabalá: Las buenas obras no requieren de las correctas intenciones y gracias a ellas, cuando tú todavía no tienes nada, puedes alcanzar el primer nivel. Un enfoque como éste dirige a la persona por el camino correcto, la protege de mentirse a sí misma y hace que sea posible disfrutar de una conexión mutua verdadera.
Esto no es una mentira. Todo está basado en las leyes, no en conceptos, creencias o costumbres. Nosotros estamos en un sistema realista. Con el tiempo, seremos capaces de describirlo, utilizando un lenguaje adecuado, preciso.
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