Mediante una plegaria privada o clamando solos, no ayudan de ninguna manera, sino que sólo se dañan a sí mismos y a los demás. Ahora, imaginen cuántas corrupciones
hemos causado durante el exilio. Todo ocurrió en orden para descubrir
nuestra maldad y entender que la corrección sólo es posible mediante la
conexión. El exilio era necesario para averiguar dónde está el lugar de
corrección y avanzar de una plegaria individual a la plegaria de muchos. Cada deseo en el corazón es llamado una
plegaria. Una plegaria es el trabajo en el corazón. Si todas las
peticiones pasaran por la sociedad, serían aceptadas. Ya estaríamos en
un estado totalmente diferente, en absoluto reposo y abundancia. Sin
embargo, debido a nuestras peticiones, todos los deseos que siente la
persona, así como aquellos que no siente, no pasan por la conexión entre
nosotros, nos dañan, y dañan primero al que hizo la petición. Nosotros debemos entender cuán seria es
la situación, dado que todos estamos conectados por una red que ahora
está revelándose en el mundo como un sistema conectado, integral. En
este estado, vemos claramente que no podemos liberarnos de este sistema y
que debemos ser parte de este. El tiempo que fue designado para el
reconocimiento del mal ha terminado. De ahora en adelante, conoceremos
el mal mediante golpes en diferentes niveles o al comenzar a actuar de
acuerdo a la red que se revela entre nosotros. La persona debe imaginarse esto en su
mente de forma muy clara y con muy seria precaución, no debemos pedir
para nosotros mismos, ¡aun cuando realmente nos sintamos con ganas de
hacerlo! Esta es nuestra inclinación malvada, la cual es opuesta al
Creador. El ego es nuestro deseo de alcanzar al Creador, pero con el fin
de gobernar por nuestra cuenta. El deseo, “yo gobernaré”, no está
dirigido en contra del Creador, sino en contra de la sociedad, en contra
del grupo. La inclinación al mal es nuestro deseo de acudir al Creador
por nuestra cuenta y pedir por nuestro éxito personal. Todos tenemos
este deseo. Estamos dispuestos a orar, a pedir, a reconocer el poder del
superior, a reconocer Su dominio sobre nosotros, pero todo el problema
del exilio en Egipto es que cada uno comienza a sentir que está separado
de los demás. Este es el pecado de los hijos de Jacob,
la razón de su odio hacia su hermano menor José. José quería reunir a
todos los hermanos y conectarlos, pero ellos querían permanecer
separados. No entendían que debe haber una línea media, conexión, y
entonces tuvieron que entrar al exilio en Egipto y mediante el camino
del sufrimiento descubrir la necesidad de la conexión filial.
Sólo después de haber reconocido el mal,
tras largos años de exilio, fueron recompensados con la recepción de la
Torá. Este fue todo el propósito de la ronda que hicieron en el exilio
en Egipto. Todo el proceso de evolución en los
mundos superiores, en nuestro mundo, todo el juego, se trata sólo de la
conexión. Entonces, estoy muy feliz de que hoy ya podemos hablar de
eso y entender la necesidad de ello y sentir este problema más de
cerca.
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