Por lo tanto, el mundo ha sido
dividido en internalidad y externalidad, donde cada mundo contiene
iluminaciones adecuadas para operar en un desarrollo lento. Estas son
llamadas “la interioridad del mundo”. El sistema en el que nosotros estamos en
está dividido en internalidad y externalidad. Esta división se refiere a
las Luces y las vasijas, tanto la dirección como la correlación inversa
entre ellas depende de si hablamos de las vasijas corregidas o de las
corruptas. En consecuencia, debemos entender qué
significa esto para nosotros después de la preparación en el sistema
espiritual y de la creación del sistema corporal. Este en realidad,
también es un sistema espiritual, pero lo percibimos como el mundo
ficticio actual. Yo descubro que existo en una determinada realidad con
las personas, la naturaleza inanimada, vegetativa y animada a mi
alrededor. Es como si cada uno viviera en su propio aquí, moviéndose de
forma independiente, operando e influyendo en los demás. Después de
revelar todo eso, tengo que atribuirme yo mismo, junto con toda la
imagen que se representa dentro de mí a una causa, a una fuente, a una
meta, a una realidad simple en el que no existe nadie más aparte de Él, y
que Él es bueno y benevolente. El punto que se crea como “algo de la
nada”, permanece dentro mí, sólo con el fin de determinar que todo lo
demás es Él. Debemos conectar todo lo que está por fuera de ese punto con la percepción del superior, con el Creador. Este es nuestro trabajo y todo el que sienta que tiene un punto en el corazón “algo de la nada” que siente diferente de la eminencia, participa en esto.
El trabajo está dividido en dos partes:
- Fortalecimiento del punto en el corazón mediante la conexión de los puntos que pueden ser conectados a él en aras de la meta espiritual. Estos son los miembros del grupo, mis amigos a lo largo del camino espiritual, quienes en realidad son parte de mi alma, de mi punto en el corazón.
- Además, hay otras partes que no están directamente conectadas con la meta. Ellas no sienten “algo de la nada”, sino “algo de algo”, y no hacen preguntas complicadas que surjan del punto en el corazón, de la forma opuesta. Ellas viven sus vidas, no sienten ninguna deficiencia, sino esa. Yo también tengo que conectarlas a ellas con mi trabajo de acuerdo al tipo y tamaño de deseos que se revelen dentro de ellas.
Con el tiempo, yo conecto toda la
realidad: todo el deseo de recibir que está ante mí, que está a mi
disposición, dentro de mí, sin importar cómo lo pongan, con el atributo
de otorgamiento y amor llamado el Creador. Pareciera que soy yo quien
corrige al mundo, pero de hecho, yo cumplo con mi corrección privada.
Esto se debe a que no hay nada en el mundo, sino un hombre y un Creador.
La persona es el punto de “algo de la nada” que opera con el fin de
traer de vuelta “algo de algo”, todo lo que parece separado de él.
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