No es suficiente con hablar, debemos actuar. Entonces, ¿qué acciones
físicas nos despertarán para que queramos servirle al público externo y
voltearlo para que en vez de ser en aras del grupo sea para el Creador?. En un grupo yo debo anularme a mi mismo a
pesar del rechazo, del cansancio y del odio hacia los amigos, y también
en el trabajar de difusión
yo de nuevo me anulo a pesar del rechazo, del odio, del desprecio y de
la burla del público. Tengo la oportunidad de anularme en todas partes;
no me falta los problemas. No es suficiente con que ellos me “rechacen”
desde dos direcciones; más bien, sólo le pido una cosa al Creador, que
Él me dé la fuerza para continuar con este trabajo. Así es como “depuro”
por mí mismo toda la suciedad del ego, capa tras capa, hasta que esté
limpio, sea puro y se eleve al nivel de “otorgar a fin de otorgar”. Mientras realizo este trabajo soy
arrojado en todas las direcciones, hago varios cálculos, hasta que
finalmente llego verdaderamente al “otorgamiento a fin de otorgar” realmente trabajo como una hormiga que no necesita nada para sí misma ni
tiene vida propia. Volvamos a la tarde de unidad.
¿Qué acciones, que estén dirigidas hacia el Creador, pueden
“imprimirse” para demostrarle al público en general el trabajo con el
grupo? Lo más importante es transmitirles a las personas algún tipo de
comprensión de este trabajo, por otra parte a ejercer la libre elección. Yo me anulo a mí mismo hacia el público, hacia el grupo y el Creador, le transfiero el centro de gravedad dentro de este rango de auto anulación a la intención de las acciones. Depende de nosotros el expresar y
transmitir esto en nuestra noche de unidad. Nosotros contamos los puntos
en los corazones. Sin esto no avanzamos. Específicamente los exitosos
eventos de este tipo abren ante nosotros oportunidades para actos de otorgamiento espiritual. Se nos han ofrecido las situaciones más
serias para el trabajo práctico que nunca antes se habían dado a los
cabalistas para el logro práctico. A ninguna generación anterior a
nosotros se le dio la oportunidad de conectar al público en general en
una variedad de lugares con el concepto espiritual de unión entre todos,
según el principio “y amarás a tu amigo como a ti mismo”. Está claro que nosotros actuamos tanto
como podamos, pero este poder tiene que extraerse del grupo. Este poder
se deriva de la conexión entre nosotros. Estamos unidos frente a toda la
tensión, al rechazo, al cansancio, a los estados desagradables y les
transmitimos a las personas la suma de las fuerzas individuales, la
intensidad colectiva de la conexión entre nosotros. Cada vez nos será más difícil
conectarnos, al superar lo que hacemos, podemos medir el poder que les
transmitimos a los demás. Cuanto mayor sea este poder, mayor es la
resistencia, hasta que alcancemos la situación de los alumnos de Rabí
Shimon que al principio se odiaban intensamente y después recibían el
poder de la conexión para elevarse por encima del odio. Ante tal
posibilidad, el mundo entero se calmará y aceptará esta ayuda.
Por lo tanto, yo no les traigo a las
personas mi poder y mi entusiasmo del grupo, sino más bien la conexión
entre todos los puntos, el poder colectivo que he adquirido entre los
amigos. Ellos sólo emocionarán con esto.
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