Es decir, en aras del otorgamiento y no para recibir una recompensa.
Este trabajo purifica el deseo de recibir para sí mismo del hombre y se
convierte en el deseo de otorgar. Todo depende de la consciencia de la
importancia. Yo puedo desarrollar esta consciencia en mí en relación a
todo. Si pienso constantemente y cuido de algo, el objeto de mi cuidado
se vuelve tan importante para mí que no puedo olvidarlo. Estoy apegado a
éste física, emocional, o intelectualmente, no importa cómo. Lo
principal es cuánto esfuerzo le doy.
Sabemos cómo sucede: La persona aprende
una profesión o comienza un meticuloso y buen proyecto, y ella le da no
sólo tiempo sino todo su corazón, invierte tanto en éste que se vuelve
extremadamente importante para ella.
Lo mismo sucede en el trabajo espiritual:
La conciencia de la importancia de la meta es la clave de todo. Yo me
incluyo en el grupo, participo con los amigos en talleres y otros
eventos, y si me esfuerzo al máximo, entonces de pronto, sin saber por
qué, comienzo a apreciar la propiedad de otorgamiento, la habilidad de
dar. Esta sensación, esta aspiración, se despierta en mí y gana
importancia, en una especie de forma “sobrenatural” inexplicable. Yo mismo, estoy sorprendido por este
cambio interno. En realidad, en el pasado, siempre, en todo, pensé
acerca de mí mismo, cómo usar a los otros, cómo organizarlos para
sentirme bien y cómodo, para que todos me sirvieran. Este es un enfoque
natural. Pero de pronto, comienzo a preocuparme
por las demás personas que hay a mi alrededor; ellas ganan importancia
ante mis ojos, se vuelven como las personas más cercanas para mí. Busco
oportunidades de otorgarles, de beneficiarlas, justo como quiero darles
felicidad a aquellos que amo, disfruto del hecho de que ellas disfruten. Entonces, me pregunto: ¿Por qué les hago
bien? ¿En aras de este placer? ¿O es el otorgamiento mismo tan
importante que me motiva a actuar? ¿Cómo puedo distinguir uno del otro?. En pocas palabras, de pronto abrazo nuevos fenómenos que me poseen y no sé de dónde vinieron. Esto se logra a través de la incesante conexión entre los amigos. Otro taller, otra lección, otra comida festiva, un esfuerzo más con un poco de intención,
en los cuales somos capaces de conectarnos, incluso artificialmente, no
importa, sin embargo, así despertamos la Luz que Reforma y su
influencia produce en nosotros esos cambios “sobrenaturales” que están
detrás de nuestra naturaleza. Puedo reconocer en mí sólo los
resultados de este proceso cuando descubro que algo extraño me sucede.
Entonces entiendo cómo actúa la Luz que Reforma. Hoy, hemos entrado a
tales estados en los que cada uno tiene que “sumergirse en sí mismo”
para detectar los cambios que ocurren en él. Así, nos movemos hacia adelante a través
del proceso de “purificación”, limpiándonos de la intención egoísta
hacia el nivel de otorgamiento en aras del otorgamiento. Después,
entramos en el proceso de “santidad”, pureza, en recepción en aras del
otorgamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.