La materia y nuestra sensación se desarrollan de manera egoísta, mientras que el espíritu se desarrolla de forma altruista. El altruismo
en la naturaleza existe sólo entre las personas. Cuando empezamos a
desarrollarlo y aspiramos al otorgamiento completo, a la completa conexión
mutua en otorgamiento mutuo, aparece un nuevo equilibrio. Éste nos
lleva hacia adelante, nos eleva por encima del nivel material, y luego
comenzamos a desarrollarnos en él. El movimiento y desarrollo en él es infinito,
porque precisamente en el otorgamiento empezamos a revelar su
profundidad, porque cada uno de nosotros no funciona con su egoísmo,
sino con los deseos de todos los siete mil millones de habitantes del
planeta. Los espacios infinitos de otras personas
están revelándosele a la persona, los cuales ella puede llenar a través
de sí misma. Resulta que cuando otorga y llena a los demás, ella
contiene al universo entero en sí misma. Junto con esto, todos comienzan
a sentir que ella es una, la única que exist y esto no le molesta a
ella. Cada uno tiene su propia dimensión. Esta es la forma en que
avanzamos hacia adelante. Después, todas nuestras dimensiones se
unen mutuamente en una nueva realidad infinita y luego, otra vez
trabajamos para los demás. Ocurre la elevación del nivel de integración.
Supongamos que me uno con todos, alguien más se une a todos, el tercero
también, ahora cada uno de nosotros constituye en sí mismo su propio
universo, comenzamos a unirnos entre nosotros una vez más y de nuevo
y así sucesivamente.
Por lo tanto, este proceso es infinito,
pero en cada lugar se hace sólo de manera altruista, porque de lo
contrario el ego se llena, nos restringe y nos bloquea.
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