La diferencia principal está en la intención. Ésta siempre debe tener
la finalidad de dar. Esta es la intención que define qué deseos debemos
usar.
Primero, nos restringimos a nosotros
mismos, luego, dependiendo de la fuerza, la magnitud y el tipo de
intención, trabajamos con los deseos. El deseo (estómago, corazón) no toma la
decisión de si puede usarse o no; más bien, es la intención quien toma
esta decisión. Las intenciones abarcan nuestra aspiración conjunta de
otorgar así como los deseos de nuestro prójimo. Calculamos las
oportunidades de llenar el deseo de recibir de otras personas. En otras
palabras, usamos los deseos de los demás para llenar a nuestro prójimo. El trabajo que precede a la acción es
llamado “unión en pensamientos”. Por lo tanto, uno se conecta con su
prójimo en sus pensamientos. A esto le sigue la implementación práctica. Cuando trabajamos con el deseo de recibir del AHAP,
debe haber una intención de otorgar por encima de este. Sin embargo, no
se trata solamente de elevarse por encima del deseo. Tenemos que
dirigir el deseo de arriba hacia abajo, como si aráramos el suelo. Nosotros usamos nuestro deseo de recibir, AHAP y debemos sentir placer dentro de él. Somos capaces de actuar sólo por
el deleite que sentimos. Digamos que ustedes vienen a mí y yo quiero
invitarlos. Sin embargo, rechazan mis platos y toman de la mesa algo
simbólico. Yo fui más allá cocinando carne y pescado para ustedes, pero
solo toman una pequeña porción de perejil. En otras palabras, toman lo que preparé
para ustedes, pero eso no tiene nada que ver con lo que es llamado “usar
el deseo de recibir”. Es así como funcionan los deseos de otorgar: Se
refrenan de su deseo egoísta; todo lo que ustedes quieren es
complacerme. Aunque se dan cuenta de que estaré satisfecho sólo si todas
sus intenciones y deseos están dirigidas solamente a hacerme feliz, si
comieran carne y pescado, inevitablemente sentirían placer para su
propio beneficio. Sin embargo, existe una técnica con la
ayuda de la cual incluso cuando se auto satisfacen, todavía sienten
placer sólo porque su satisfacción está dirigida al beneficio y al
placer del anfitrión. Así como ahora, no podemos entender o imaginar qué
hay detrás de estas palabras. Ustedes continúan comiendo, por lo tanto
le muestran al anfitrión que disfrutan de la comida si ninguna vergüenza
o moderación. Al mismo tiempo, sus intenciones internas están dirigidas
sólo a complacer al anfitrión.
Pregunta: ¿Por qué podemos recibir sólo en los deseos de otorgamiento?
Dr: Laitman
Esto se debe a que después de que sucedió la primera restricción, el
deseo de recibir dejó de ser una vasija que recibe Luz. La intención con
el fin de otorgar se convirtió en una “vasija”, dado que esta es la
condición que nos permite recibir. A fin de disfrutar la comida, no es
suficiente con tener hambre. Nosotros entenderemos gradualmente este
concepto. Llegamos a la realización de este hecho como resultado de la
crisis general en la que estamos. De pronto sentimos que nuestros deseos
de recibir están vacíos.
El vacío no significa que nuestro deseo
de recibir no esté lleno. Sin embargo, no consideramos o sentimos
nuestro estado actual como un llenado. ¿Qué falta? No hay propósito en
nuestra vida.
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