Toda nuestra historia no es nada más que un desarrollo en el cuerpo material en este mundo, pero ahora tenemos que construir nuestro cuerpo espiritual y debemos hacerlo por nosotros mismos. En nuestro mundo, nací de un padre y una madre quienes me criaron y educaron hasta que me convertí en un adulto y empecé a vivir de forma independiente. En el mundo espiritual debo hacer lo mismo. Y ahí, también tenemos un padre y una madre espiritual (Abba ve Ima), un ambiente espiritual que nos desarrolla. Sin embargo, tenemos que organizarlo en nuestro propio deseo. La pregunta es: ¿Dónde es donde encuentro tal deseo? Para esto, se nos es dado una chispa espiritual, “el punto en el corazón”, un deseo diminuto por la espiritualidad. Con su ayuda, podemos crecer con el nutrimento del ambiente, un grupo Cabalístico y la Fuerza Superior que es llamada Abba ve Ima (padre y madre). Los tenemos, pero todavía tenemos que encontrarlos. Ellos también pueden ser llamados el Creador, quién trabaja en nosotros por medio de dos fuerzas: Jassadim y Jojmá (misericordia y sabiduría). La fuerza de misericordia nos asiste y la otra fuerza nos pone una carga en nuestro camino, de manera similar a como enseñamos a un niño dándole tareas difíciles. Estas dos fuerzas, nos “ayudan” y nos “ayudan en contra de nosotros”, llegan y nos enseñan que se necesita hacer mientras nos movemos hacia adelante. Podemos organizar nuestra evolución para que podamos avanzar a la velocidad que dependa de nosotros, puesto que no hay tiempo en la espiritualidad. Empezaremos a descubrir a estas fuerzas que actúan en la Naturaleza, el Padre y Madre, lo positivo y negativo. Cuando ascendemos al primer grado espiritual, empezamos a percibir a nosotros mismos como eternos y completos. Después de todo, no dependemos más de nuestro cuerpo. Empezamos a percibir todo en otorgamiento, afuera de nosotros mismo. Me conecto, me uno con todos y ellos se vuelven mi vasija espiritual. En el mundo corporal, siempre recibo en mí mismo en la medida que puedo y tan pronto soy llenado, pierdo la sensación de placer. En contraste, el placer espiritual es definido por cuanto yo puedo pasarlo a otro y él, a la siguiente persona. Es así como pasamos todo este relleno uno al otro. Por tanto, es una corriente de placer sin fin. Esto es lo que es llamamos la sensación de vida eterna.
La Luz del Infinito entra en cada uno de nosotros, pero toma de ahí lo que es necesario para sostener la existencia corporal y pasa esta Luz sin fin más allá. Si existiésemos en tal situación, experimentaríamos el Mundo del Infinito, sin restricciones y rellenados con toda la Luz del Creador. Esto es lo que la sabiduría de la Cabalá desea traer a nosotros, es por esto que es llamada de la siguiente manera: “Kabala” significa recibir en hebreo. Nos enseña como recibir llenado, experimentar vida completa, eterna, aquí y ahora, en esta vida.
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