
Los instrumentos con los cuales trabajamos en nuestro mundo, son nuestra mente corporal y corazón que están en conflicto la una con el otro. Al desarrollar uno, nos parece que nos evitamos el avance del otro. Generalmente, podemos ver las tendencias de una persona desde su infancia, si está inclinada hacia lo científico o a lo artístico. Esto puede determinarse basándonos en las preferencias y características de una persona. Nosotros decimos: “No sucumbas a los sentimientos, usa la razón”. Por otro lado, agregamos; “Aún no lo sientes, cuando lo hagas, entenderás”. En otras palabras, los sentimientos ayudan a adquirir la razón, con el fin de evaluar los propios sentimientos. Después de todo el pensamiento se deriva de la sensación. Y sin embargo, nuestra mente y sentimientos discuten constantemente. En cuanto al mundo espiritual se refiere, allí el sentimiento y la mente son uno. La sensación es la clave ya que esta causa un pensamiento y ayuda a entender y a llegar a los sentimientos propios. La vasija espiritual real es la unificación de un sentimiento y de la mente a lo largo de las fases de 0 a 4. Y cuando nosotros alcanzamos la fase final, la fase 4, llegamos a comprender lo que nosotros estamos sintiendo en su totalidad y a tomar decisiones como corresponde. En ese punto el conflicto entre mente y corazón ya no existe más. Esto apunta a una enorme diferencia entre los mundos corporal y espiritual. Esta es la razón por la cual la existencia espiritual es llamada perfección. Después de todo, allí la persona no se divide en dos direcciones opuestas como en nuestro mundo en el cual ella tiene sentimientos y vive a merced de sus sensaciones, actuando como un tonto, como si no tuviera cerebro. Su mente dice esto está mal, mientras que aun sigue al corazón. Por consiguiente, la razón y el sentimiento en este mundo están fuera de balance, lo cual nos hace sufrir, equivocarnos y fallar. El problema es que en nuestro mundo, no podemos unificar nuestra mente y corazón puesto que nuestro egoísmo se interpone entre ellos. El egoísmo mental y el egoísmo sensorial se oponen entre sí. Esto siempre sucede con bastante frecuencia cuando entendemos que nuestra acción es irracional desde el punto de vista de la mente, mientras que nosotros todavía sucumbimos al corazón ya que deseamos recibir placer, y por consiguiente actuamos y sufrimos por esto más tarde. De hecho, al final nosotros tenemos que pagar el precio de acuerdo con el cálculo consciente por todo lo que hemos hecho mientras escuchamos al corazón. Y hay una solución única para esto: la corrección del hombre puesto que sólo en el mundo espiritual el sentimiento y la mente se vuelven uno, “por encima de la razón”. Está escrito: “El corazón entiende” porque el entendimiento se deriva especialmente de una sensación espiritual. ¡Y en ese momento nosotros dejamos de cometer errores y hacemos un cálculo exacto!
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