Desde el estado inicial donde todas las almas estaban juntas (Σ), hicimos la transición al mundo de la ruptura, y entonces caímos a este mundo. Entonces, tras el desarrollo del egoísmo y la inclusión mutua de todas sus partes, llegamos a un punto de quiebre (1995), en el cual necesitamos comenzar a corregir nuestro ego para regresar al estado inicial.
Sin embargo, si el primer estado fue creado por la Luz, el Creador, por nosotros mismos creamos el estado final. Existe una gran diferencia aquí: Nos volvemos similares a la Luz, al Creador. Este es el propósito de la creación. Nacemos sin ninguna consciencia de nosotros mismos, como una gota de semen en el vientre que aún no se convierte en nada. Entonces atravesamos un periodo de preparación, adquirimos el poder del bien (+) y el mal (-), y gracias a esas fuerzas podemos desarrollarnos en el camino espiritual. Cada uno está llevando a cabo su guerra interior, y juntos llevamos a cabo guerras en la sociedad, en la humanidad, hasta que revelamos la verdad al avanzar en la línea media. Al mismo tiempo, tanto el más como el menos construyen un todo en nosotros. El menos son las fuerzas de nuestro egoísmo, y el más son las fuerzas de Luz dentro de nosotros. Así avanzamos.
Debemos llevar a cabo este difícil trabajo de forma consciente y sensible. En esencia, esto es lo debemos hacer. Al fin y al cabo, debemos regresar al estado inicial, revelarlo en lo profundo de nosotros. Para hacer esto, nos volvemos más sabios, más sensibles, y más evolucionados.
Empezando con el estado actual, comenzamos a sumergirnos en lo profundo de nosotros mismos: los mundos de Assiya, Yetzira, Beria, Atzilut, y Adam Kadmon, y al final alcanzamos el mundo de Infinito (∞). Nuestro mayor alcance es la toma de consciencia de nuestra propia maldad. Lo alcanzamos todo en nuestro ego. Al dirigirlo hacia el otorgamiento, continuamos sumergiéndonos más profundo y revelamos los mundos superiores en este, hasta que todo ello, todo Maljut del mundo de Infinito, el cual teníamos en el estado inicial, se transforma para tener la intención de otorgar. De esta manera atravesamos el segundo estado, que incluye todo nuestro camino, y llegamos al tercer estado.
Como escribe Baal HaSulam, el método de la Cabalá nos permite revelar el mal, el egoísmo, dentro de nosotros. Al corregirlo, nos sumergimos más profundo, y ahí revelamos todos los mundos, toda la realidad espiritual. Después de todo el Creador no creó nada excepto el deseo de recibir. El deseo tomó una forma egoísta tras la ruptura, y ahora necesitamos corregirlo hacia el otorgamiento. Hoy sentimos que existimos en una realidad miserable, oscura y limitada. Al ser opuestos a la Luz, sólo podemos percibir eso. Somos como una gota de semen sin idea de qué surgirá de ella. Sin embargo, mientras evocamos la Luz para que desarrolle y cambie nuestro deseo de recibir hacia el otorgamiento, lo alcanzamos, al Creador, de acuerdo con la equivalencia de forma, hasta que nuestro deseo y la Luz se vuelven similares.
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