La guerra por la paz

En las noticias de Vedomosti.ru: “Los analistas hablaron de una oleada revolucionaria global. Los disturbios han arrasado no solo Grecia, que amenaza con fallarles, sino a otros países ricos. En los EE.UU las protestas se han propagado a muchas ciudades. Las comunidades online para la organización de las acciones han surgido en docenas de ciudades. Activistas de Canadá y Australia se han unido a la protesta”. Calgary, Vancouver, Ottawa, Toronto y Montreal van a unirse al 99 por ciento de la gente que está luchando por sobrevivir, mientras que el 1 por ciento de los ricos continúan prosperando. Las protestas se llevan a cabo bajo el nuevo esquema: Ellos no tienen organizadores, los participantes conocen el lugar y la hora de una acción de protesta a través de las redes sociales o a través de la página de internet occupy together.org. La crisis conduce inevitablemente a la intensificación de los movimientos de protesta, pero la característica de las protestas actuales es su reexportación. Esta es la primera ola mundial de revolución: Las protestas comenzaron en Europa Occidental y en los EE.UU, extendiéndose a la periferia, a los países árabes, sin embargo ahora están regresando. Las protestas de hoy en día podrían comenzar a ser lo provoque el cambio”.

Mi comentario: La humanidad está convirtiéndose en una sola comunidad y su conexión interna garantiza la transferencia de deseos y pensamientos entre todas las personas, hasta la plena unificación en un solo organismo. Esta es la ley de la evolución de la sociedad humana. El que entienda esta tendencia de la naturaleza y vaya con ella ganará. Aquellos que se opongan a este proceso natural sólo perderán. Si los gobiernos no entienden esto, la gente sufrirá pero aun así el cambio sucederá. Es mejor no resistirse, sino estudiar la naturaleza como la Cabalá sugiere, estudiar las leyes de garantía mutua (Arvut) de las nuevas relaciones de la humanidad como un único cuerpo y seguirlas. De lo contrario, las protestas forzarán a hacer esto pero con métodos sangrientos porque las leyes de la naturaleza son implacables.