El poder de nuestra conexión con los demás debe ser tal que sea llamado otorgamiento, conexión por el bien de otorgamiento y garantía mutua. Y entonces nuestra vasija común será entre cien y mil veces mayor que nuestra capacidad acumulativa propia. Si cada persona de un millar quiere un gramo, entonces, al conectarse crea un deseo cientos de millones de veces mayor, en vez de uno que sólo es igual a mil gramos.
Esto se debe a que cada persona que se conecta con todas las demás, adquiere el poder de todo el grupo mediante la conexión con él. Entonces él toma esta inclusión completa y se conecta una vez más con el grupo donde todos están ya incluidos en todos los demás y es por eso que ella aumenta de manera múltiple su poder. Y todos hacen lo mismo y se aumentan a sí mismos múltiples veces mediante la inclusión de todos dentro de él. Así crece esta progresión: al cuadrado, a la cuarta, a la dieciseisava, y así sucesivamente. Esta es la única manera de alcanzar el llenado espiritual y no mediante la adición normal. Cuando nos conectamos bajo las condiciones de la garantía mutua, logramos una vasija tan poderosa que es capaz de revelar la Luz que está ante ella. Ya habrá una similitud entre la vasija y la Luz. De lo contrario, la vasija es muy débil y es incapaz de revelar la Luz, puesto que no se corresponden entre ellas. Es como si tú fueras a entrar en un banco para pedir dinero y te dijeran: “¡Claro, tenemos un millón de dólares para darte, danos un respaldo, una garantía!”. Y si no tengo un respaldo o una garantía, no recibiré nada. Esta es toda la esencia de la vasija espiritual (Kli). La espiritualidad difiere de la corporalidad en el poder de la conexión, en la lealtad mutua, que puede lograrse a través de la Luz superior (la fuerza de conexión entre nosotros) que nos hace aptos para recibir al menos la primera porción de Luz, la más pequeña. Y entonces nosotros necesitamos acrecentar cada vez más el poder de nuestra conexión. Así se construye una vasija espiritual, que es lo único que nos falta. La luz superior existe en el estado de absoluto reposo, sólo carecemos del deseo.
Esto se debe a que cada persona que se conecta con todas las demás, adquiere el poder de todo el grupo mediante la conexión con él. Entonces él toma esta inclusión completa y se conecta una vez más con el grupo donde todos están ya incluidos en todos los demás y es por eso que ella aumenta de manera múltiple su poder. Y todos hacen lo mismo y se aumentan a sí mismos múltiples veces mediante la inclusión de todos dentro de él. Así crece esta progresión: al cuadrado, a la cuarta, a la dieciseisava, y así sucesivamente. Esta es la única manera de alcanzar el llenado espiritual y no mediante la adición normal. Cuando nos conectamos bajo las condiciones de la garantía mutua, logramos una vasija tan poderosa que es capaz de revelar la Luz que está ante ella. Ya habrá una similitud entre la vasija y la Luz. De lo contrario, la vasija es muy débil y es incapaz de revelar la Luz, puesto que no se corresponden entre ellas. Es como si tú fueras a entrar en un banco para pedir dinero y te dijeran: “¡Claro, tenemos un millón de dólares para darte, danos un respaldo, una garantía!”. Y si no tengo un respaldo o una garantía, no recibiré nada. Esta es toda la esencia de la vasija espiritual (Kli). La espiritualidad difiere de la corporalidad en el poder de la conexión, en la lealtad mutua, que puede lograrse a través de la Luz superior (la fuerza de conexión entre nosotros) que nos hace aptos para recibir al menos la primera porción de Luz, la más pequeña. Y entonces nosotros necesitamos acrecentar cada vez más el poder de nuestra conexión. Así se construye una vasija espiritual, que es lo único que nos falta. La luz superior existe en el estado de absoluto reposo, sólo carecemos del deseo.
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