Por miles de años nuestro desarrollo continúa en los estados inanimado, vegetativo y animado, los cuales no son sencillos para nada ya que ellos se basan en la ruptura de la primera entidad espiritual (Man), es decir la separación de las almas. Desde el momento que ellas se rompieron, cada elemento roto incluye a los demás en él. Cada partícula adquirió una oportunidad de vivir: para recibir y para otorgar, para consumir y para dispensar.
Todas las formas de existencia emergieron de dos fuerzas, dar y recibir. El deseo de placer en su forma pura no puede subsistir en sí mismo. Este necesita alguna fuerza que actúe contra él, es decir que requiere el deseo de otorgar. Así es cómo la materia (deseo) desarrolla hasta que alcance una fase humana (hablante) que a su vez también comienza a progresar. El nivel humano de avance necesita “tratamiento” especial en el que se requiere una mayor intensidad de la energía espiritual. Es por eso que un grupo específico de personas llamadas “Israel” se reveló, la traducción directa de la palabra “Israel” es “Yashar-Él” directo al Creador.
Después de salir de Babilonia, este grupo de personas descendió a Egipto con el fin de absorber poderosos deseos adicionales aunque todavía estando en un estado de inmensa aspiración, a esto se le llama el “Exilio de Egipto”. Después de conseguir una porción adicional del deseo de recibir, a este grupo se le concedió la oportunidad de trabajar con este con el fin de transformarlo en deseo de otorgar.
En ese tiempo, las naciones del mundo solían estar en un nivel promedio en el cual este particular grupo de personas cayó al grado de “menos cuatrocientos (400) años lo que representa el “Exilio de Egipto”. Este bajó 400 grados de acuerdo con el círculo completo del desarrollo, las cuatro fases de la Luz Directa. Mientras tanto en Egipto el grupo adquirió el deseo adicional y junto con el deseo adicional, el grupo salió de Egipto, recibió la Torá y se elevó al nivel del Primer Templo. Sin embargo, este fue destruido y cayó, el Segundo Templo fue construido pero éste otra vez fue destruido. Como resultado, el grupo descendió a la profundidad del último (actual) exilio donde estamos todos nosotros en este momento.
El grado del descenso que sucedió durante la esclavitud es igual al nivel del momento en que los Templos existían. Todo lo citado anteriormente sucedió para hacernos caer de nuestra previa elevación y alcanzar la ruptura final (exilio) que continúa hasta la fecha. La caída en la que estamos nosotros actualmente es tan profunda que simplemente no podemos caer más bajo. De aquí, nosotros nos podemos levantarnos junto con las otras naciones y completar nuestra corrección. Cada acción espiritual desencadena consecuencias en este mundo. Por lo que, nosotros estamos obligados a continuar trabajando en este ámbito material durante todo el período del exilio. El exilio significa separación de la espiritualidad y la incapacidad de producir alguna acción espiritual. Sin embargo, desde que nosotros actuamos en forma materialista y perseguimos deseos egoístas a través de nuestros cuerpos antes que de nuestras almas, nosotros aún realizamos trabajo preparatorio que está asociado con el período del exilio. El último exilio está llegando a su fin y todos nosotros tenemos que hacer la transición hacia la libertad. La diferencia entre exilio (Galut) y liberación (Geulá) es sólo una letra “Alef” la que representa “revelación del Creador”. Esto significa que tenemos que llegar al mundo superior para alcanzar el estado en el cual el Creador llena todo el universo.
La realidad que nosotros vivimos hoy en día permanecerá intacta. Todo lo que nosotros haremos es añadir la Luz superior, el poder del otorgamiento, a nuestras sensaciones y pensamientos previos. Ellos llenarán a todo el mundo en el cual nosotros descubriremos la realidad superior ya que vamos a obtener diferentes propiedades corregidas. En este punto, nosotros entenderemos la esencia del trabajo preparatorio que nosotros hicimos previamente mediante el cumplimiento de los mandamientos materiales ya que somos incapaces de hacer nada más mientras estemos todavía en el exilio. Por lo tanto, después nosotros nos las arreglamos para volver a la tierra física de Israel, nuestra tarea del presente es ascender a la tierra espiritual (deseo) de Israel. Se dice: “Cada acción deja una marca”. Esto se aplica incluso a las acciones materiales ya que nosotros construimos actos espirituales encima de ellas. Generaciones anteriores creían que iban a realizar trabajo material en este mundo, mientras que nuestro deber es llevar a cabo actividades espirituales. Es por eso que nosotros nos tenemos que concentrar solamente en el trabajo espiritual: intenciones y deseos humanos, actitudes de ocultamiento, revelación y el atributo de otorgamiento que estamos cerca de adquirir.
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