Dr: Laitman Antes
que nada, no hay ninguna intención de hacer que tu vida sea miserable.
Debes recordar que la creación no tiene otra forma de llegar a ser similar al Creador ¡En absoluto!. Imagina que eres un chef experto en
filetes y has recibido una orden para un filete especial. Para eso
necesitas carne de un tipo especial de ganado criado hasta una cierta
edad que pastó en un campo a una altura específica sobre el nivel del
mar, así como especias que provienen de plantas particulares que crecen
en un área específica. Mencionas una lista de requerimientos porque
sabes que de otra manera no puedes cocinar el platillo. Es similar aquí: La criatura
no puede alcanzar la similitud con el Creador en ningunos otros
términos. Diría que ni siquiera depende de Él. Una vez que Él decidió
que la creación tenía que llegar a ser similar a Él, esas dos
condiciones (la creación y su similitud con el Creador) automáticamente
te dictan todo el resto. Primero, el Creador conectó a la
creación con Él mismo; esto es descrito como “la creación del mundo” en
la cual la creación desapareció. Entonces, Él añadió un punto singular a
la creación, “algo a partir de nada”. Entonces, la criatura comenzó a
crecer dentro de la Luz, y a partir de este punto todo se desplegó sin
la interferencia o participación del Creador. Aquí, como un sistema binario, existen
dos posiciones: cero y más que cero. En otras palabras, el Creador y
algo que sale del Creador. La criatura que es diferente, externa, y
opuesta a Él es llamada “creación”; fue hecha como “algo a partir de
nada”.
Todo lo demás está desarrollándose por
sí mismo. Es por eso que está dicho: “El final de la acción está
incorporado en el pensamiento original”. Aparte de esas condiciones
originales, el Creador no necesita nada en absoluto. Él hizo el deseo de
recibir; el resto surge de la oposición entre la Luz y la vasija, la
fuerza que da y el deseo que recibe, el Creador y la creación, es decir
un punto que en esencia es un poco diferente a la Luz. Esas condiciones
son más que suficientes. Tú preguntas: “¿Por qué el Creador hace
nuestra vida tan miserable? ¿No puede Él cambiar algo?” La pregunta en
sí es incorrecta, dado que aún no estamos en el nivel que nos permita
ver toda la imagen y así justificar al Creador. Sin embargo, incluso
nuestro diminuto conocimiento, demuestra que un camino alternativo es
imposible. Existe el amor y otorgamiento; todo lo que es opuesto a esas
nociones puede llegar a la similitud con Él sólo de una manera. Esto se
aplica a todos los tiempos y circunstancias desde el comienzo de la
creación hasta el final de la corrección. En ese punto, verás que todo
es perfecto y nada sucede “accidentalmente”. Hasta ahora, aún somos muy
pequeños e inmaduros; estamos apretujados en nuestro nicho y no hemos
comenzado a seguir el camino que eventualmente nos permita sentir esas
cosas. Nos parece que el mundo es enorme y es un poco atemorizante
para nosotros. Todo el universo, todas nuestras propiedades y
problemas, todo lo que ahora te llena es sólo una pequeña parte del
mundo real. Aun cuando medimos esta esfera en kilómetros y kilogramos,
desde el punto de vista de la realidad auténtica, simplemente no existe.
Y aun así, incluso a partir de este mundo, el cual es una parte
divergente de “algo a partir de nada”, nosotros podemos comenzar nuestro
viaje. Es muy deseable acelerar nuestra velocidad con el fin de cubrir
este camino por nuestra cuenta. Entonces, existen dos fuerzas, dos
detalles de percepción: el Creador y la creación que es un poco
diferente a Él. Esos dos detalles determinan todo lo que existe. Es por
eso que hoy en día no puedes recibir nada más excepto lo que ya estás
obteniendo. Un pensamiento ambicioso no funciona aquí. En el momento en que la creación fue
hecha, tan pronto como “algo a partir de algo” dio a luz a “algo a
partir de nada”, todo se volvió subordinado a la rígida ley, incluyendo
todos los “pleitos” de nuestro libre albedrío. Todo está incluido en la
ley, aun cuando cortinas de ocultamiento escondan
de nosotros esta ley. En realidad, la niebla es ilusoria. No hay ningún
misterio aquí. La niebla que abraza nuestra consciencia es puramente de
naturaleza psicológica y está destinada a “calibrarnos” correctamente.
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