No hay diferencia si el amigo está difamándolo y ciertamente debe
odiarlo. En su lugar, la persona que desea adquirir amor de otros, esa
persona necesita la corrección de amar al otro. Por lo tanto, cuando la persona hace el esfuerzo y lo juzga en la balanza del mérito, es una Segulá
(remedio/poder/virtud), donde mediante el esfuerzo que hace la persona,
lo cual es llamado “un despertar desde abajo”, se le da fortaleza desde
arriba para ser capaz de amar a todos los amigos sin excepción.
Pregunta: En nuestra
realidad siempre necesitamos cooperar, ayudarnos entre nosotros.
Digamos, que yo quiero comprarle un carro a alguien, la persona necesita
estar de acuerdo con esto. Pero aquí resulta que si un amigo me odia,
no necesito su participación, su trabajo, sin embargo puedo llegar al amor de otro si yo mismo quiero eso.
Dr: Laitman Todo eso es
correcto, dado que mi vasija rota está completamente en manos del
Creador. En nuestro mundo nosotros cerramos el trato entre nosotros.
Pero si yo mismo quiero cambiarme con respecto al Creador, entonces
tengo mis asuntos con Él y no con el mundo. Entonces el mundo para mí es
un indicador, un criterio de la situación y nada más allá de eso. Yo
dependo del Creador que me da una imagen particular al permitirme
entender y sentir que el mundo cambia
si yo me cambio a mí mismo y que todo depende del “observador”. Por lo
tanto, depende de mí el hecho de volverme hacia el Creador: Él me ayuda
al verter un poco más de Luz superior y entonces yo cambio. Podría ser que yo pida por algo que viene de los amigos, pero sólo si
entiendo que ellos también están bajo el control del Creador. En este
caso, cuando acudo a ellos, también estoy volviéndome hacia Él. Después de todo, el volverme directamente hacia el Creador es aún una
abstracción para mí, a la cual no puedo aferrarme, a pesar de que
cuando yo trabajo con los amigos también necesito aferrarme a Él en el
interior, dentro de mi corazón. Por otra parte, dentro del grupo estoy
abrumado con pensamientos, deseos y emociones. Aquí paso por una
infinita cadena de estados; siento ira, odio, celos, anhelo, honor,
control y éxtasis. En relación a esta diversidad, la relación con el
Creador parece no tener sentido, parece pálida, descolorida y aun no
evoca ninguna sensación. Es lógico que gracias al grupo yo adquiera la posibilidad de trabajar
en el nivel corporal de este mundo, que tenga una multitud de
sensaciones y variedad de percepciones, las cuales yo ensamblo en
diferentes formas e imágenes. El “mundo físico” es sólo un concepto,
mientras que en esencia, nosotros estamos hablando de las mismas fuerzas
espirituales, es sólo que aquí adquieren volumen e intensidad ante mis
ojos, al organizarlas en una escala de lo monstruoso a lo bello. Todo ello influye en mí en vez de la influencia espiritual directa y
por esta razón soy capaz de trabajar con los amigos de forma mutua,
entendiendo que esos son en realidad los poderes del Creador. Los
cabalistas nos enseñan a verlo a Él detrás de cada amigo y también
detrás del mundo entero. Como resultado de la cooperación yo me calibro y
me corrijo, al pedir ayuda. Existe alguien a quien amo y alguien a
quien odio, alguien a quien veo de esta manera u otra ¿Por qué? ¿Porque
es bueno para mi ego? O porque al cambiar mi relación con los amigos yo
puedo otorgarles a ellos y a través de ellos al Creador, dado que en
realidad no existe nadie más aparte de Él. Por lo tanto, en el marco de esta imagen, yo tengo la posibilidad de utilizarme correctamente para estar en el proceso de corrección todo
el tiempo. Al hacerlo, yo me corrijo, y a los otros sólo puedo
proporcionarles explicaciones como un maestro o recomendaciones como un
amigo, no más que eso. Nuestro trabajo principal es la autocorrección.
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