Desde el punto de vista de la sabiduría de la Cabalá,
en el Universo no existe nada además del deseo de recibir y la Luz que
afecta a este deseo. La Luz que actúa sobre el deseo causa en él un
desarrollo cuádruple, que comienza a manifestarse en las cuatro etapas
de los mundos: Atzilut, Beria, Yetzira y Assiya. Sin embargo, a fin de ser independiente
de la Luz, es necesario que salga del poder de ella. Esta es la razón
por la cual el deseo que se rompió en el último nivel, cae a un estado
en el que no siente ninguna conexión con la Luz. Este estado es llamado
“nuestro mundo”. Es decir, nuestro mundo es el deseo degradado hasta el
punto en el que sólo se siente a sí mismo, se siente fuera de contacto
con quien lo gobierna, con quién lo afecta. Este es el estado que
llamamos nuestro mundo, este mundo. En realidad, no hay diferencia entre
nuestro mundo y el mundo espiritual. Sólo cuando ustedes se encuentran
en alguno de los 125 grados del mundo espiritual, se manifiesta allí en
el deseo la conexión entre dos fuerzas de manera más evidente. El deseo
siente quien lo afecta, por qué, cómo y para qué. Esto ocurre en el
diálogo con el Creador.
En otras palabras, la fuerza de recepción (la fuerza del deseo) y la
fuerza de otorgamiento (la fuerza del Creador / Luz) están en el deseo
mismo de forma clara. Sin embargo, en nuestro nivel (el último
nivel), esto no es claro debido a la desconexión que se produjo. Es por
ello que nuestro mundo está construido de los tres tipos de deseo:
inanimado, vegetativo y animado. Sin embargo, el nivel humano no existe
en él, porque pertenece a los siguientes niveles espirituales, a los 125 grados. Nuestro mundo es muy importante porque
al comenzar a alcanzar el mundo superior, yo debo ser absolutamente
independiente, no estar bajo su poder. “Independiente” significa
cortado, separado, no familiarizado, ignorante de él. Si yo existo de
esta manera, puedo llevar a cabo mis propias acciones completamente
separadas, no bajo la influencia de la Luz superior, sino porque “yo
mismo lo he decidido”. Es por ello que nuestro mundo es el más
importante. Después de todo, cualquier cabalista, sin importar en qué
grado de alcance del mundo superior esté, debe realizar su mayor avance
mientras está en el cuerpo, es decir, en la sensación del grado egoísta
más bajo, y ascender desde él. Supongamos que yo estoy en el 20avo
grado espiritual. Para elevarme al 21, tengo que perder completamente
los 20 grados y volverme como todos los demás en este mundo, sentir solo
esto y elevarme al siguiente nivel de él, durante la transición
hasta el grado 22, tengo que caer de nuevo hasta el final, a este mundo
y de nuevo comenzar mi ascenso desde él. Es imposible alcanzar un grado
espiritual y la transición entre ellos si ustedes no están en la
sensación llamada nuestro mundo. Las personas piensan: “Ahora, me
desconecto de este mundo y no le importará. Volaré allí y seguiré
avanzando. ¿Por qué necesito el contacto físico con los amigos?” Ellos
están absolutamente equivocados en esto. Nosotros necesitaremos esta
comunicación. ¡No escaparemos de ella!
Cuánta atención le han dado los
cabalistas a la descripción del orden del grupo: Cómo debe interactuar,
reunirse y qué hablar. Se nos dice que la única oportunidad de
elevarnos al mundo superior es si el grupo les transmite a ustedes el
poder, la importancia de la meta, la importancia de la unidad, así como la importancia de la anulación de uno mismo ante el grupo. Cuando ustedes están constantemente en el grupo, están activos y pueden controlarse a sí mismos, no teóricamente a través del Internet,
detrás del cual siempre pueden ocultarse, sino en la práctica cuando
puede mirar a sus amigos a los ojos o mirar hacia otro lado, o puede
abrazarlos o rechazarlos. Ustedes no pueden hacer esto de forma virtual.
Es imposible sin esto. Si entienden el método de la Cabalá, ustedes
deben sentirse unos a otros. ¿Qué podemos hacer en una región donde
los pueblos están a 500 o 1.000 kilómetros de distancia, por no hablar
de las grandes ciudades? Es necesario que se pongan físicamente en
contacto entre sí, al menos ocasionalmente.
Yo volé aquí porque es muy importante
que esta región se junte, para que ustedes puedan reunirse una o dos
veces al año, incluso en pequeños grupos de 30 a 50 personas. Después de
todo, las personas que tienen esta oportunidad, pero no lo usan,
pierden mucho.
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