Mi desarrollo se determina de acuerdo a qué tan consciente soy de mi
dependencia del otro, de los amigos, del maestro, del aprendizaje, del
mundo entero, y del Creador. Por un lado, estos medios me abren, por
otro lado, yo descubro en ellos mi implementación. Si cada día siento más la necesidad del
grupo, de apoyo, del Creador, de la Luz que Reforma, si me siento más
dependiente de ellos, si soy débil, impotente, si me siento perplejo sin
ellos, esto indica que estoy avanzando. El camino espiritual difiere del mundo
físico en el que, por el contrario, juzgamos como avance de acuerdo a la
independencia y a la falta de dependencia de los demás. Cuando la
persona se desarrolla espiritualmente, ella siente más claramente cuanto
necesita y depende de todos. Yo no puedo estar sin los deseos de los
inferiores y sin la ayuda de los niveles más elevados. Entonces, ¿quién
soy yo?. Yo soy el que construye la relación correcta, la expansión de la
conexión con el público en general y con los niveles espirituales por medio del grupo. Sin estos dos elementos no soy nada. Después de todo, yo llego al grupo con
mi deseo personal y por lo tanto, soy egoísta. Esto es suficiente para
empezar, sin embargo, pasa un año y ¿qué pasará después? Si continúo mi
camino con mis necesidades personales, entonces sólo conseguiré una
cosa: ejercitar el ego. Por lo tanto, tengo que salir hacia la sociedad
externa, al público en general, a un mundo más amplio, y agregar a mí
los deseos de las personas con el fin de traerles el bien a ellas. Yo quiero otorgarles, a pesar de que
mientras tanto, lo haga de manera egoísta. Estoy envuelto en las
necesidad de alguien y esta necesidad me trae a un grupo; con ésta, yo
me vuelvo hacia el Creador y sólo a través de esta súplica obtengo
respuesta. Ahora estoy dirigido hacia el otorgamiento, al menos de alguna forma y esto es gracias a mi salida. De forma inversa, si no salgo y estoy
encerrado dentro de un grupo, entonces estoy trabajando solamente con
mis deseos egoístas personales, sin ninguna posibilidad de éxito. Esta es la razón por la cual es tan
importante que nosotros “salgamos al público”. Los cabalistas de las
generaciones anteriores no pudieron hacerlo debido a que las condiciones
apropiadas aún no habían sido creadas en el mundo. Esto fue muy
doloroso para ellos, como lo es para una madre que no es capaz de
amamantar a su bebé. Hoy, sin embargo, se han creado todas
las condiciones necesarias y nosotros debemos penetrar en los deseos de
las personas a fin de unirnos con ellas para conectarnos en un grupo.
Entonces, por medio de esta conexión, podemos elevar sus deseos hacia el
Creador. Aunque las necesidades de los demás no
le importen a mi ego, a pesar de todo esto, yo quiero ayudarlos,
alcanzo un grupo que está conectado con esta intención de otorgar y
juntos elevamos nuestras peticiones a la máxima potencia, a un nivel
superior. Necesitamos tres niveles aquí:
- el mundo,
- nosotros, como un medio para la corrección,
- el Creador.
Está escrito acerca de esto: “Israel, la Torá y el Creador son uno”. Esta debe ser la intención que precede a la acción. Esta intención puede venir ya sea del
Creador o de la criatura. En los niveles del inanimado, vegetativo,
animado, proviene del Creador y todo se encuentra bajo su control. Sin
embargo, nosotros queremos que las intenciones provengan de nosotros;
queremos elevarnos al nivel del “hablante”. Dado que esto es llamado Adam (hombre), esto es lo que forma y construye la intención. La intención en sí es esencialmente el Adam en nosotros. Entonces, yo formo la intención, sobre
la base de esos deseos que recibí de las “personas”, de la gente hacia
la cual me dirigí por su corrección (1). El Creador inserta estos deseos
en ellas después de enviarles ciertos problemas. Cuando yo descubro
esto (2), tomo estos problemas sobre mí, y, de hecho, aquí ya se
encuentra la aspiración por el otorgamiento. Ahora tengo un deseo que
está equipado con un Masaj (pantalla) la intención. Aun que, mientras tanto, esto no sea
cierto y sea egoísta, no obstante, junto con ello, el sistema obtiene su
forma espiritual futura. Esto se debe a que, al volverme hacia a la
gente, al menos yo emulo el otorgamiento y trabajo con sus deseos y no
con los míos. Yo nunca podría aferrarme a una pantalla
y a la Luz Retornante con mis deseos particulares, debido a que si me
falta algo, yo recuerdo el Creador sólo para Él satisfaga mis
necesidades. Sin embargo, ahora, cuando estoy equipado con los deseos de
los demás que no le pertenecen a mi ego, estoy realmente listo para pensar en el Creador. Así que, las bases de las vasijas espirituales (Kelim),
los deseos, se establecen en una súplica egoísta por las personas, con
la cual puedo volverme hacia el Creador: “¡ayúdalas!”. Esta acción me
enseña y me lleva a una especie de imagen espiritual y por lo tanto, en
respuesta, llega la Luz Circundante (Ohr Makif) o la Luz que Reforma. Para ello, yo me conecto con el grupo y
nosotros elevamos hacia el Creador la “plegaria de muchos”. Sí, ésta
todavía es egoísta y completamente falsa porque aún no estamos
corregidos, pero incluso en tal petición no corregida, hay un grano de
verdad espiritual. Su núcleo ya es correcto. Después de eso, llega desde Creador la
Luz Circundante a través del grupo, pero no me llega directamente a mí.
Ésta queda en el grupo y esto nos ayuda a conectarnos hasta que nuestra
conexión adicional incluya dentro de él al círculo externo y despierte
el descubrimiento de la Luz Interna (Ohr Pnimí).
Entonces el deseo de los demás es sumamente importante. Este nos permite construir toda la cadena de la forma correcta. Después de eso, recibimos la Luz que
Reforma, con su ayuda estamos realmente preocupados por los demás,
por sus deseos, ellos están cada vez más conectados con nosotros como
si fueran nuestros y nos obligan a estar preocupados por ellos más que
por nuestras necesidades personales. De todos modos, siempre estamos
trabajando con el deseo de los demás. Por lo tanto la difusión
establece la disposición correcta para todo el proceso, nosotros le
damos forma según sea necesario. Sin esto no tenemos ninguna posibilidad
de éxito.
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