En efecto, no existe nada más. Sin embargo, cuando ustedes comienzan a
profundizar, cuando entran, encuentran que ahí yace toda la sabiduría
superior. Esta es inherente en el deseo de recibir y en el deseo de
otorgar. Después de todo, todas nuestras acciones
convergen en este dualismo. Sólo existen el “más” (+) y el “menos” (-),
dos fuerzas opuestas. Sin embargo, miren lo que producen al interactuar
entre ellas en el mundo:
todas las ciencias, incluyendo la física, la química, la biología, la
zoología, la astronomía, la medicina, la psicología, etc. Todo está
basado en la interacción de dos opuestos, el mundo entero, el universo
con su conjunto de leyes y miles de detalles. En la espiritualidad, nosotros le
agregamos a esto la pantalla y la Luz Reflejada. La respuesta del menos,
la materia que quiere ser como el más, es decir, como la Luz
y entonces surge algo absolutamente nuevo. No se trata sólo de la
relación entre el más y el menos, sino de su relación entre ellos. El
menos comienza a relacionarse con el más de manera completamente
diferente. Éste se eleva por encima de sí mismo, de su conocimiento, de
su mente y actúa de forma contraria a su propia naturaleza en semejanza
con el más. El ser creado aprende del Creador qué hacer, y lo hace.
Aquí se manifiestan leyes mucho más
complejas, que nosotros estudiamos. Se trata de una gran sabiduría,
verdaderamente ilimitada. Ésta crece aparentemente de la nada, a partir
de dos opuestos, uno de los cuales sólo quiere ser como el otro. Al
parecer, dejemos que se vuelva como el otro. Sin embargo, ustedes abren
levemente la puerta, detrás de ella, descubrirán el océano sin fin.
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