Está claro que una persona es demasiado indulgente consigo misma y siempre se evalúa en términos de su egoísmo inconsciente. Nosotros no estamos en condiciones de verificar objetivamente la exactitud de nuestro camino.
La única
oportunidad que tenemos para cambiar es al adquirir una situación como
la del invitado y el Anfitrión, al sentir un trato especial por parte
del Anfitrión, el cual nos transforma desde el disfrute del llenado y
nos lleva al comienzo del disfrute de Aquel que da el llenado. Es decir,
nosotros nos elevamos por encima del deseo y de la Luz que lo llena,
los cuales están directamente conectados entre sí en forma natural,
física, pasamos al nivel de la relación entre el invitado y el
Anfitrión. El
invitado no es el deseo mismo de disfrutar, sino una nueva propiedad
construida dentro de éste que está familiarizado con el Anfitrión, que
lo entiende a Él, siente Su actitud. Existen el deseo, el llenado y
por encima de ellos, se revelan repentinamente sus relaciones mutuas. Es
decir, el “segundo piso” se construye entre el Creador, no Sus acciones, sino entre el Creador mismo y el ser creado, donde se forma la imagen del Creador. Entonces estalla un conflicto en el 1° piso entre la vasija, la Luz, la relación entre el Creador y el ser creado en el 2° piso.
Por lo tanto, el ser creado siente una contradicción interna. Cada vez
cambia mi deseo, cambia mi actitud hacia el placer. Estoy comenzando a
verlo de una nueva forma, y de acuerdo a esto, tengo que elegir la meta
correcta. Entonces,
se me da el primer punto de partida. Si yo quiero establecer una
relación el Creador y yo en el 2° piso y no en el primero, entonces
debería complacerlo a Él en una medida semejante a la que Él intenta
complacerme a mí. La razón para haber sido creado es Su amor por mí, el deseo de darme placer. ¿cómo puedo yo hacer en retorno lo mismo por Él? Yo debo
explorar esto, tratar de averiguar cómo puedo complacerlo a Él a lo
largo de mi vida: qué quiere Él, qué busca, que hará que Él se sienta
bien. Esto es algo difícil de descifrar, porque si yo hago algo para
darle placer al Creador y siento esto, entonces recibiré más placer del
que puedo soportar. Me corrompería tanto el placer egoísta, que nunca
sería capaz de salir de él para elevarme por encima a la 2° planta. Por lo tanto, desde el primer hombre, Adam HaRishón,
se nos dio ayuda en este mundo. Los cabalistas nos dicen que a fin de
revelar la relación entre el ser humano y el Creador, necesito un
entorno correcto en el que pueda yo realizar tales acciones que le den
placer a Él. Después de todo, el entorno son el deseo, el placer
independientes y ajenos a mí. Yo no siento esto. Si puedo llenar un
entorno externo que está por fuera de mí: el inanimado, vegetativo,
animado y humano, entonces le daré placer al Creador. Se trata de un
principio muy simple. El único
problema es que yo no puedo darle placer a otra persona porque sólo
pienso en mí mismo. Esa es mi naturaleza. Pero sin importar cómo, tengo
que intentarlo. Si quiero darle alegría a otra persona en aras de
deleitar al Creador, todo el proceso tiene que ocurrir en el 2° piso,
porque éste no depende de mi propio disfrute.
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