El Anfitrión le ofrece delicias al huésped y él se niega a
tomarlas. Él hace una restricción sobre su deseo de recibir. Más tarde,
después de que el huésped experimenta el placer, éste se vuelve
dependiente de él. ¿Cómo podemos evitar depender de los placeres?
Dr: Laitman Se trata de obtener placer en el mundo de Nikudim, en el mundo en el que hubo una ruptura del estado. Digamos que ustedes me dieron algo muy
sabroso y dulce. Yo sé qué es, así que hago una restricción con respecto
a esta delicia y construyo una intención en ella. Es como si “en
retorno se las pagara”. Yo rechacé muchas veces sus delicias y les
expliqué que no me sentía cómodo aceptando sus platos, que no tenía
hambre. Comienzan a persuadirme con más fuerza diciendo que ustedes
hornearon esta torta especialmente para mí y que si yo no lo pruebo, se
molestarán. Ahora ustedes son quienes están
pidiéndome que les haga un favor. Cuando se trata hacerles un favor en
vez de recibir placer para mi propio bien, yo “me rindo” como un
pedazo de torta. Realmente creo que lo hago por ustedes. Yo les
demuestro cuán complacido estoy, para que no tengan ninguna duda de que
mientras yo estoy disfrutando de su torta, lo hago para complacerlos. De repente yo siento un deleite que es
mil veces más grande de lo que esperaba de este pedazo de la torta, algo
increíble, más allá de mis Kelim, vasijas, más allá de mis capacidades. Yo ya no los veo a ustedes detrás de ella. Todo lo que siento es un placer enorme. En este punto, no se trata de una simple
relación a nivel de “dar y recibir” (nivel 1), sino que se trata de la
relación entre el Creador y la persona en el nivel de la intención
(nivel 2).
Cuando yo igualo con el Creador en mis
intenciones (igual) empiezo a darle a Él, comienzo a sentirlo a Él y a
ascender hasta Su nivel. Este estado está por encima de todo el placer o
el sufrimiento. ¡Está más allá de cualquier cosa! Es una sensación del
pensamiento de la creación antes de que fuera creado. Resulta que hay un gran placer inherente
a esta experiencia que yo no esperaba y que simplemente no puedo
resistir. Ahora, tendré que pagar de alguna manera por este pedazo de
torta. Esto es llamado mi ruptura. Todas mis
intenciones de otorgarles a ustedes en vez de complacerme yo mismo,
todos mis planes para evitar ser un invitado, desaparecen. Solo me
vuelvo esclavo del placer que me llena. De ese punto en adelante, un nuevo tipo de placer que recibimos de sentir al Creador construye el sistema de mundos: Atzilut, Beria, Yetzira, Assiya. Como resultado, cuando empezamos a auto
corrección dentro de este sistema de mundos, nos volvemos iguales al
Creador, porque nuestra corrección incluye el deleite que no viene de la
Luz en sí, sino de nuestro sentido de la igualdad con Él en el nivel de
“Adam, Hombre”. El hecho es que el nivel en el que
solíamos existir y construir nuestras relaciones con los demás con estos
cálculos (“tú me das y yo te doy”), como un invitado cortés con un
anfitrión, son simplemente placeres animados en el nivel animado. El
rechazar algo, porque no sintamos que esté bien tomar o porque estemos
avergonzados de aceptarlo, así como la amable insistencia del anfitrión,
son las relaciones humanas ordinarias. Están asociadas con nuestro
nivel actual y no hay nada “elevado” de ellas. No hay otorgamiento en
ellas en absoluto. Ustedes simplemente quieren complacerme
porque se preocupan por mí. Yo quiero devolverle mi placer a usted
porque no quiero sentir que soy la parte receptora. Tengo mi orgullo,
vergüenza y no puedo darme el lujo de aceptar sus delicias. Tengo que
rechazarlas. Un anfitrión que conozca y entienda la
psicología humana, actúa de tal manera que no sólo me persuada a aceptar
sus delicias, sino a sentirme feliz de que, al hacerlo, le hago un
favor. Pero todo esto está en el marco de las interacciones humanas
normales. En el segundo nivel, nosotros creamos una nueva relación, no
entre dos personas, sino entre el Creador y yo, en la que yo tengo que
igualarlos a ustedes mismos con el placer que recibo de Él. Tan pronto como pueda fusionarme con el
Creador, yo recibo placeres que no existen en este mundo, ni están
presentes en la Luz que nos ha creado, ya que estos placeres se derivan
del nivel del Creador y de la comprensión de que somos similares a Él.
Así que aquí ocurre la ruptura, la estructura de un nuevo sistema. Sólo
ascender de abajo hacia arriba podemos crear deseos e intenciones que
nos hacen realmente similares a Él. Entonces, todas nuestras turbaciones
y vergüenza se convierten en gloria y deleite.
Pregunta: ¿Podemos volvernos dependiente de los placeres de este nivel?
Dr: Laitman Esto
es imposible. El sistema está construido de tal forma que durante el
ascenso no podemos destruirlo. Está hecho de manera que mientras no
estemos preparados para recibir correctamente los placeres, no se nos
revelará. El placer proviene de una sensación de
comprensión, realización, de la sensación de eternidad y perfección, de
todo lo que revelan, todo aquello en lo cual ustedes ya existen. Tienen que estar preparados para ello.
Toda la escalera de abajo hacia arriba se construye de acuerdo a las
tres líneas que nos guían. Es por eso que todo el sistema está hecho
para que nos prepare para alcanzar este estado.
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