Yo
tengo un propósito para el cual vivo. Si no fuera por eso, estaría
viviendo la vida de una “bestia”; existo, porque no muero, y de forma
intermitente me satisfago con “alimentos para animales”. Pero no, yo tengo una meta en la vida, y
tengo que estar encadenado a esto con la ayuda del grupo, organizándolo
todo para dirigirme solamente hacia esta meta. Realizar todo el resto
de mis actividades de acuerdo a la meta de mi vida. La meta de la vida es la revelación
del Creador, que es la adhesión con Él. Esta meta la alcanzo a través
del principio: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, por medio de la conexión en un grupo. Yo debo sentirme atraído y adherirme sólo a esto. De hecho, estamos hablando de la construcción de los Partzufim
espirituales que se “insertan” uno dentro del otro. El núcleo de todo
es el propósito de la vida. Para alcanzarlo, yo necesito del grupo. Para
fortalecer el grupo, se necesita la difusión. Por lo tanto yo necesito al mundo entero o a las “naciones del mundo”. Pero lo más importante para mí es la
meta de la vida, mientras que todos los demás son los componentes
esenciales necesarios para alcanzarla. Si no fuera por la meta, yo no
recurriría a ellos. Yo hago y utilizo sólo lo que me ayuda en el camino
hacia la meta. De acuerdo a esto, del grupo solo
necesito lo que es bueno para alcanzar la meta, por lo tanto todo el
grupo debe alcanzar la meta para mí. Por eso se nos dice: “Él elige un
mejor entorno todo el tiempo”, yo cambio al grupo todo el tiempo y tomo
de él las cosas necesarias para alcanzar la meta. El proceso es dinámico: La difusión está
cambiando todo el tiempo, de acuerdo a lo que necesitamos para
fortalecer al grupo a fin de encontrar el poder compartido en su centro y
descubrir al Creador. Pero para descubrir al Creador en el centro del
grupo a través del poder de la garantía dentro del grupo y mediante la
difusión correcta, yo tengo que salir hacia un mundo más amplio, recibir
las deficiencias, las obligaciones, los temores y ansiedades de las
personas para que ellas me presionen y me obliguen a actuar. Entonces yo
alcanzaré la demanda correcta y entonces descubro al Creador. Todos estos componentes son necesarios en el camino, excepto las que provienen del mundo
externo como es, la difusión que hacemos es suficiente. Nosotros
tenemos tres niveles: el Creador en el centro del grupo, el grupo mismo
con la garantía,
yo, quien me encuentro en el grupo y la difusión. Este es el correcto
acuerdo que nos es familiar: el inferior, el superior, el superior del
superior; o interior, medio y exterior.

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