Desde este estado, él comenzó a
descender gradualmente a nuestro mundo, se rompió y se expandió mientras
que sus partes se apartaban unas de otras, por el rechazo del ego en
constante crecimiento, hasta que descendieron hasta nuestro mundo.
Entonces, en nuestro mundo nosotros realmente sentimos que estamos
totalmente separados y distantes entre nosotros. No podemos imaginar
siquiera qué es la verdadera conexión y unidad entre nosotros. A lo largo de la historia humana hubo personas que anhelaban la unidad, pero esto era natural para ellas. Como dice Baal HaSulam,
en cada generación hasta un 10 % son altruistas en quienes este
atributo está enraizado de manera natural. Incluso en nuestros días hay
diferentes movimientos que luchan por unos valores humanistas, por la
adhesión y la conexión; los políticos y otros se aprovechan de eso.
Pero esto no es lo que entendemos como
la meta de la creación en la naturaleza. La meta de la creación es el
ascenso por encima de nuestro ego con la unidad que le sigue. Tenemos
que trabajar en la unidad y ésta tiene que ser ejecutado en contra de
nuestro ego, no de nuestro ego natural, sino del ego que aparece cuando
aspiramos al ascenso. Nuestros deseos corporales se
corresponden con el nivel de nuestro desarrollo corporal. La cabeza y el
cuerpo de un animal están a la misma altura, es decir que sus deseos y
aspiraciones están en el nivel que las necesidades corporales. Así es
como funciona la naturaleza en nosotros. La cabeza de un ser humano, sin
embargo, está por encima del cuerpo, lo cual significa que sus
pensamientos, sueños, deseos y aspiraciones son superiores en calidad,
en importancia. Esto diferencia a los niveles del animado y el hablante. Sabemos que nuestro progreso sólo puede
tener lugar bajo la influencia de los sufrimientos, de los diferentes
problemas que encontramos cuando nuestra naturaleza simplemente nos
empuja hacia adelante, no nos deja existir de forma y en paz. Esto se
ha revelado claramente desde el final del siglo 20.
Así que hasta que el mundo no
alcanzara la etapa de egoísmo total, la cual ya estamos empezando a
sentir como el lado malo de nuestra naturaleza, la sabiduría de la
Cabalá, la cual considera que es necesario cambiar la naturaleza del
hombre mismo, estuvo oculta. No había necesidad de ella, porque la gente
podría distorsionarla como sucedió con las religiones. En lugar de avanzar hacia un acuerdo
cercano con el principio de ama a tu prójimo como a ti mismo, que es la
mayor y más importante regla de la Torá (lo que el Creador requiere de
la persona), cada religión comenzó a participar en algo propio, egoísta
afirmando que todo depende de la realización mecánica de sus acciones y
que aquellos que las siguen ciegamente alcanzan el Cielo y los que no,
van al infierno, etc. La sabiduría de la Cabalá está totalmente en
contra de este enfoque, de tal manera que ésta es totalmente diferente a
todos los otros métodos y religiones.
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