Necesitamos alcanzar a las personas con el hecho de que sin un cambio
en la naturaleza del hombre, sin pasar del odio por los demás al amor,
estamos yendo en contra de la evolución de la naturaleza hacia una forma
integral y con esto estamos convocando cada vez mayores problemas
personales y colectivos.
Debemos hablar de esto en todos los canales de comunicación, de que adquirir la característica del “amor por los demás”
es la meta de la sabiduría de la Cabalá; este es el resultado correcto
del trabajo espiritual correcto (el trabajo del Creador). Esta es la diferencia entre la sabiduría de la Cabalá
y la religión: la Cabalá acepta la condición que “amar a su prójimo
como a sí mismos” es la gran regla general de la Torá, mientras que la
religión supone que lo que es esencial es llevar a cabo los requisitos
físicos. Por lo tanto estas abandonan la corrección de la naturaleza
humana, para lo cual fueron que específicamente diseñadas. La Cabalá considera que si el objetivo no es “Amar a tu prójimo como a ti mismo”, entonces la Torá entera
no es respetada debido a que ésta es la regla general que abarca la
Torá, ya que esta meta específicamente trae a la persona hacia la
característica de otorgamiento, hacia Lishma, para el bien del Creador.
Si la persona no aspira a elevarse por encima de su ego,
entonces esta acción solo incrementa el ego. En vez de acercarse a
las características de otorgamiento y amor, es decir, a la revelación
del Creado, entonces ella se aleja del Creador y se transforma en
“multitud mezclada”, que son “sirvientes del Faraón temerosos de Dios”,
todos aquellos cuyas acciones son en beneficio de su ego, para el bien
de la recompensa en este mundo y en el próximo mundo.
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