Ella alcanza
adhesión en cada grado. Cada grado es similar al siguiente, la
diferencia sólo está en la calidad. cantidad de detalles que se
acumulan allí y que nos hacen percibir un grado como un nuevo mundo cada
vez. “Israel, la Torá
y el Creador son uno” se deriva del hecho de que en un principio
nosotros estamos en el mundo del Infinito, totalmente fusionados con la
fuerza del Creador, con la fuerza de la Luz. Allí no hay ninguna
diferencia entre la vasija y la Luz, por lo tanto no hay Israel, es decir, alguien que aspira al Creador.
El ser creado se convierte en Israel sólo bajo la condición de que se
separe del Creador, no obstante aspira a adherirse con Él y a alcanzar
adhesión, permaneciendo aun así independiente. Son
necesarias dos condiciones opuestas: de un lado, la separación del
Creador y del otro, la adhesión. Es decir, uno tiene que seguir siendo
independiente, este es todo el sentido de la creación. Israel,
la Torá, el Creador tienen que conectarse para nosotros todo el
tiempo en su forma final, según la medida en que seamos capaces imaginar
esto por ahora. La criatura es igual al Creador en la medida en que
pueda imaginar la imagen del Creador, Sus propiedades que ya se han
investido en la criatura. Nos imaginamos a nosotros mismos como si ya
estuviéramos al final del camino, es decir, después de haber completado
nuestro grado actual, porque no somos capaces de pensar en algo más allá
de nuestro nivel actual. Pero
aspiramos al menos a esto, es decir que queremos convertirnos en Israel
para alcanzar la plena adhesión con la fuerza de otorgamiento, amor por
los impíos, los justos, por los amigos y enemigos por igual, hasta el
final de la corrección. Aunque, en realidad, este es sólo nuestro grado
actual. Después de todo, todo lo que sólo podemos imaginar para nosotros
mismos, toda la creación de un extremo al otro, existe dentro de este
marco, de esta delgada Sefira que se nos está revelando mientras
tanto. Aun así, debemos imaginarnos a nosotros mismos como si
quisiéramos revelarlo todo, corregirlo todo y adherirnos al Creador en
todo. Queremos hacerlo de tal manera que el mundo entero se convierta en
mi alma y todas las propiedades sean corregidas hacia el
otorgamiento y amor. Nos
imaginamos que estamos corregidos de esta manera, aspirar esto,
estudiamos y realizamos todas las acciones necesarias para ello a fin de
alcanzar este estado final: “Israel, la Torá y el Creador son uno”,
pero en el camino hacia el alcance de esta meta, es necesario que
cumplamos los mandamientos del Creador, es decir, que estudiemos todos
los tipos de otorgamiento, que es lo que hacemos en el grupo. Lo más
importante es el amor a los amigos, en el que se aclaran todas estas
nociones. Después de haber recibido los instrumentos del amor de los amigos, las vasijas de Galgalta ve Eynaim y con su ayuda, ustedes serán capaces de corregir las vasijas de recepción, AHP,
de ese grado, es decir, a aquellos que están por fuera del marco del
grupo, según el grado en el que empecemos a relacionarnos con todos
exactamente de la misma manera. Nosotros nos relacionamos con el grupo
como si se tratara del lugar de nuestro trabajo interno y la fuente de
fortaleza. Sin embargo, el verdadero lugar del trabajo es el AHP, es decir, el mundo entero.
GE se crean a fin de cuidar del AHP. La ruptura se produjo por esta razón y las chispas de otorgamiento de GE penetraron en el AHP. De esta manera se crearon los rudimentos de la corrección en el AHP. Después de todo, sin ellos el AHP no tiene ninguna esperanza para su corrección. Por esta razón nosotros debemos prepararnos siempre en nuestro GE, en el grupo, en los estudios, en nuestra conexión, en un abrazo amistoso, seminarios y después salir a trabajar con los deseos del AHP. La verdadera realización se lleva a cabo en el AHP, mientras que la preparación en GE. A pesar de parecernos como si nos corrigiéramos al trabajar entre nosotros en el grupo, en esencia, se trata sólo del trabajo de preparación.
Nuestro
trabajo es llamado el “trabajo del Creador”. Nosotros mismos no
actuamos, lo hace la Luz. Mientras tanto, cada vez tenemos que revelar
la zona en la que la Luz será capaz de trabajar, como se nos dice: “Abre
un agujero del tamaño de la punta de la aguja”. Nuestra petición, la
cual se eleva como una oración, MAN,
le abre la esclusa a la Luz, en la que ella entra y opera. El Creador
lleva a cabo Su trabajo y nosotros sólo tenemos que abrirá la compuerta
para Él. Esto es llamado revelar el mundo: Cada vez que alcanzamos un
nuevo mundo.
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