Está claro que no hay acto sin un propósito, porque sólo los locos
pueden actuar sin propósito. Una persona nunca actúa sin propósito.
Si la persona no piensa para qué debería esforzarse, ésta es una señal
de un trastorno mental o de que se trata de un niño que es impulsado por
el plan de su desarrollo natural, aunque no podamos detectar eso por
medio de las acciones reales. Cuando la persona construye una casa para
vivir en ella, todo es claro para nosotros. Pero debemos entender que no
siempre podemos ver el resultado evidente de una acción. Si no vemos el
resultado, significa que hay cierto desorden que no existe en la
naturaleza. Hablaremos acerca del por qué hay tales
defectos en el mundo, pero por ahora aceptemos que ellos provocan
acciones no planificadas.
Yo sé que hay aquellos que se echan sobre sus espaldas la carga de la Torá y las Mitzvot (plural de Mitzvá),
diciendo que el Creador creo toda la realidad, entonces, la abandonó
debido a que, por la bajeza de las criaturas no es apropiado que el
Exaltado Creador vigile sus pequeños y mezquinos caminos.
En otras palabras, hay personas que no creen que nosotros tengamos que corregir nuestro deseo de recibir por medio de las Mitzvot,
como está dicho: “He creado la inclinación al mal, he creado la Torá
como una especia para ello”. Así que la Torá es la Luz que Reforma, el
medio de corrección en el que hay una fuerza especial. Nuestro deseo está dividido en 613
partes y todas ellas son corruptas; “la inclinación de la persona es
mala desde su juventud”. Nosotros tenemos que corregir la inclinación al
mal con la ayuda de la Luz que Reforma llamada la Torá. Entonces, las
personas que asumen que esto no es verdad, son llamadas; aquellos que se echan sobre sus espaldas la carga de la Torá y las Mitzvot. Ellas
quieren vivir su vida ordinaria, no corregir su naturaleza, alcanzar
equivalencia de forma con el Creador y adherirse a Él. Ellas no
entienden la meta de la creación, ni entienden por qué fue creada la
inclinación al mal en primer lugar.
De hecho, ellas hablan sin
conocimiento, porque es imposible comentar sobre nuestra pequeñez,
nimiedad, antes de decidir que nos hemos creado a nosotros mismos con
todas nuestras naturalezas corruptas y repugnantes.
La meta de la creación es beneficiar a
los seres creados. “Beneficiar” significa que el ser creado se vuelve
similar al Creador, dado que Él es bueno y benevolente en tan plena
medida que no puede ser subestimada. Yo no puedo hacer algo bueno en
menor medida, puesto que significaría que no soy benévolo. Así que el
ser creado tiene que alcanzar el nivel del Creador, pero, a fin de
sentir al Creador, él tiene que seguir siendo un ser creado. Así que
cuando el ser creado se acerca más al Creador, él siente cuán opuesto es
a Él. Es sólo por medio del contraste entre la Luz y la oscuridad que
la persona siente toda la altura del nivel de equivalencia de forma con
el Creador. Esta es la razón para la corrupción del
mundo, esta es la razón por la que no entendemos o sentimos al Creador
y por lo tanto no podemos justificar este estado. Todo esto es cierto, pero tenemos que
estudiar la razón para ello. El mundo está construido a propósito de esa
manera, de tal forma que lo corrijamos por nosotros mismos. El mundo en
realidad es el deseo de recibir corrupto general. Así que se nos dio la
Torá, no el libro de la Torá, sino la fuerza espiritual superior, la
Luz que Reforma, la cual podemos atraer hacia nuestro ego, hacia todas
las corrupciones que hay en nosotros, así cumplir con la corrección
hasta que no seamos “aquellos que se echan sobre sus espaldas la carga
de la Torá y las Mitzvot“. “Pero mientras nosotros decidimos que el
Creador, quien es absolutamente perfecto, es Aquel que creó, diseñó
nuestros cuerpos con todos sus atributos admirables y despreciables, con
certeza nunca puede surgir un acto imperfecto bajo la mano del
trabajador perfecto, ya que cada acto da testimonio del que lo realiza. Y
¿cuál es la falla de una mala prenda, si algún sastre que no es bueno
la ha hecho?” Así que no podemos tener ninguna queja
sobre el ser creado, dado que si hay un Creador, todas sus quejas deben
ser con respecto a Él. Es por esto que dijimos que la creación
era inicialmente corrupta, para que por nosotros mismos la corrijamos y
en el camino recojamos todas las piezas del rompecabezas de tal forma
que podamos sentir que Él es el bueno, benevolente que nos dirige hacia
la eternidad y la plenitud. Tal como lo que encontramos en “Masejet Taanit”, 20: “Un cuento sobre Rabí Elazar, quien se encontró con un hombre muy feo”. Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon Bar
Yojai, sintió dentro de él la revelación del hombre más terrible y feo.
Sintió que estaba totalmente lleno con todos los atributos negativos
posibles que una persona pueda tener. Se trata de un nivel muy elevado.
Dado que “el Creador los ha creado, unos en contraste con los otros” y
“aquel que es más grande que su amigo, su deseo es aún mayor”. Esto
significa que Rabí Shimon estaba dispuesto a aceptar en él la revelación
de todo el mal en las más feas formas posibles. Él le dijo a éste: “Qué feo es este
hombre”. El hombre respondió: “Ve y dile al artesano que me hizo, “cuán
fea es esta vasija que has hecho”. Por lo tanto, aquellos que reclaman
que debido a nuestra bajeza y nimiedad, no es apropiado que Él vele por
nosotros, y que por lo tanto Él nos ha dejado, no hacen más que mostrar
su ignorancia. Traten de imaginar, si ustedes conocieran a algún hombre
que pudiera crear criaturas precisamente para que estas sufrieran y
agonizaran toda su vida como lo hacemos nosotros, y no sólo eso, sino
que se las echa sobre la espalda, sin querer siquiera cuidarlas,
ayudarlas un poco. ¡Cuán despreciable y bajo lo considerarían! ¿Puede
pensarse algo así de Él?. ¿Ha creado el Creador todas las cosas
sólo para que el ser creado sufra? Por supuesto que no. Del Perfecto que
actúa, no pueden derivarse acciones imperfectas.
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