Desde el momento en que empecemos a observarlo y en la medida de
nuestro cumplimiento con ella, comenzamos acercarnos a la meta. Todos
los 125 escalones de la escalera espiritual, del mundo de Assiya al mundo del Infinito, son los niveles de nuestra garantía mutua, de nuestra conexión cada vez más fuerte con los demás. Nuestra entrada a la primera etapa, el
primer nivel espiritual, depende enteramente de que logremos nuestra
garantía mutua como en el Monte Sinaí. La entrega de la Torá proviene de
lo Alto, y la garantía mutua debe venir desde abajo, de nosotros.
Entonces, el “despertar desde Arriba” el “despertar desde abajo”
ocurren juntos, el Creador y la creación comienzan a acercarse. El
Creador se acerca a Sus creaciones y la creación se mueve hacia el
Creador hasta que se fundan en uno lo cual es llamado el estado de
corrección final (Gmar Tikkun).
Por lo tanto, nuestra tarea es alcanzar
la garantía mutua. Si queremos que la Luz que Reforma, es decir, la Torá
nos afecte, tenemos que saber que Ella misma se manifiesta sólo en la
medida de la garantía mutua entre nosotros. Hasta que no comencemos a crear presión
interna para volvernos parte unos de otros, para conectarnos y alcanzar
la garantía mutua, la Luz no va a comenzar a influir en nosotros o a
corregirnos. La Luz sólo modifica nuestro deseo de conectarnos y de
alcanzar el estado de la garantía mutua, en la medida que nosotros lo
persigamos. Todo lo que necesitamos es tratar de empujar. A esto se le llama “oración“,
un deseo, una demanda, una petición por alcanzar una conexión especial
llamada “garantía mutua”. Cuanto más queramos acercarnos entre nosotros,
más fuertemente sentiremos que somos incapaces de alcanzar la unidad. La luz impactos en nosotros con Su lado
opuesto: Ésta nos da un deseo inicial, la oportunidad llamada “poner
nuestra mano sobre el buen destino y dirigirnos a tomarlo”. Ella nos da
las herramientas: Un maestro, libros y nos jala para que nos
conectemos. Al mismo tiempo, la Luz nos repele a
unos de otros al crear una tensión entre nosotros. Por un lado, se nos
dice que tenemos que conectarnos; a pesar de no ser atractivo para
nosotros, tenemos que jugar como si tratáramos de unirnos. Sólo si un
grupo comprende este principio y entiende que este paso es esencial,
puede avanzar. Esto toma tiempo. A veces se necesitan
años para considerar esta condición como un requisito previo serio. Esta
es la condición más difícil, puesto que es contraria a nuestra naturaleza.
Si nosotros nos reunimos alrededor de la noción de “garantía mutua”,
esto significa que finalmente cogemos el extremo de la cuerda, el
extremo de una viga que se extiende desde el mundo del Infinito hasta
este mundo. Nosotros estamos empezando a darnos
cuenta de que sólo a través de nuestra conexión y según el grado de
nuestra garantía mutua, podemos estirarnos hasta llegar a ser una vasija
espiritual en la que eventualmente revelemos el Mundo Superior, la
eternidad y al Creador. Todas estas cosas se nos revelan aquí y ahora,
en esta vida.
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