Por supuesto, después de todo, tenemos que parecernos al Creador. Si me parezco al Creador, seré llamado un ser humano, Adam, es decir que soy similar (Domeh) al Creador. Este es todo mi trabajo. Pero, ¿cómo puedo asemejarme a Él?
Después de todo, yo no lo conozco. “Tráiganme una estatua, una imagen y
en consecuencia seré capaz de”, ¿entonces qué?. De hecho, yo tengo que buscar Su forma.
Para hacerlo, debo ablandar primero mi materia, mi deseo, de tal manera
que esté lista para los cambios. Pero nuestro ego es tan duro como una roca, ¿cómo puedo suavizarlo?. Primero tengo que restringirlo (Tzimtzum), ascender por encima del deseo egoísta y estar constantemente por encima de él, entonces atraigo la Luz de Jassadim.
La forma de la materia en realidad se llama Luz. La materia se vuelve
flexible, elástica, como plastilina o algodón. El tamaño, la suavidad y
la flexibilidad de la materia son llamadas el nivel de Jassadim. “Hagan de mí lo que quieran en la medida en que yo esté listo y pueda”; a esto se le llama Jassadim, este es el nivel que debo alcanzar primero. Entendemos que esto sólo es posible con
la ayuda del entorno, en él, yo salgo de mí mismo gradualmente y
experimento relax y libertad profundos de mi deseo, sólo a fin de
adquirir la capacidad de dedicarme al grupo.
Luego atravieso todos los niveles de flexibilidad en la cima del ego en
constante crecimiento. Esto quiere decir que no soy una partición o un
obstáculo en el camino de la Luz. Me parezco al Creador, a quien no
vemos o sentimos y quien no se revela de ninguna manera. Nosotros llamamos a esto: “No hagas a tu
amigo lo que es odioso para ti”. Pero de uno u otro modo, la esencia de
la corrección es transformarme yo mismo en materia flexible en el nivel
superior, que es tan flexible que no hay nada como ella en nuestro
mundo. Aquí tenemos que encontrar un poco de resistencia, alguna
reacción, con el fin de sentir algo. En la espiritualidad, sin embargo,
yo alcanzo una falta total de respuesta. Ni siquiera soy de goma, de
algodón o de lana, ni algo aún más suave. Estoy tan aireado que estoy
apenas me siento.
Esta gran suavidad de mi materia, de mi Aviut
(espesor), me permite sentir la forma del Creador. Esto significa toda
la forma corregida que está investida en mí, en mi materia y eso me
permite familiarizarme con el Creador. Pero, ¿cuán exactamente conozco yo al
Creador? Después de todo, yo me suavizo constantemente cada vez más,
como si yo no existiera en absoluto. El punto es que esta desaparición es
parte de mi forma egoísta previa. En la medida en que yo trabaje en mi
forma egoísta y que sea lo más suave posible, alcanzo el Creador. Todo
se alcanza por medio de la oposición de dos formas. Es en la conexión
entre dos opuestos y en las aclaraciones entre ellos que yo empiezo a
sentir Su pensamiento, el pensamiento de la creación. Él creó un
contraste para que yo existiera, y yo continúo esta oposición hasta el Creador.
Comenzaré a alcanzar Su sensación, Su mente y Su plan, Su línea de
pensamiento, de acuerdo a la manera en que Él me ha creado.
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