Esto se debe a que en realidad, “Su reino rige sobre todo”
todo regresará a su raíz porque no hay lugar vacante en Él. Pero la
diferencia está en el tiempo presente o el tiempo futuro. Porque, aquel que conecta los
dos mundos, descubre Su vestidura en el presente: todo lo que ha sido
hecho es una vestidura para la revelación de la divinidad. Esto es
considerado el tiempo presente, es decir que también ahora, Él sale
vistiendo ropas de realeza y evidentemente muestra que el jinete no está
subordinado al caballo.
El Creador no desaparece en Su vestidura, la cual es toda la realidad, el mundo entero.
Pero aun así aparentemente (para la persona) el caballo dirige al jinete.
Nosotros estamos confundidos con
respecto a la vestidura del Creador a tal grado que todo lo que sucede
nos distrae, lo cual oculta de nosotros la fuerza superior y nos
confunde tanto que parece que el jinete estuviera subordinado al
caballo.
La verdad es que el caballo es
provocado hacia cualquier movimiento sólo mediante la sensación de la
rienda y la brida del jinete. Esto es llamado “la construcción de la
estatura de la divinidad”, es también llamado “cara a cara”.
Si descubrimos la razón, la fuerza
activa, el pensamiento de la creación, cómo nos dirige a cada uno de
nosotros y a todos juntos, podemos así clarificar y descubrir al jinete,
aparte de quien no existe nadie más, la causa primera y la fuente
primera. Entonces nos damos cuenta que la
vestidura mediante la cual se oculta el Creador, es en realidad para que
lo descubramos a Él detrás de ellas, aprendamos a entender Su idioma, y
nos demos cuenta de la razón por la cual Él está oculto detrás de todo
lo que sucede. Es en realidad mediante ese ocultamiento
que nosotros alcanzamos Su revelación. De otra manera no sentiríamos
nada en la simple Luz blanca, aunque percibiéramos su sombra blanca. Es
realmente mediante esos ocultamientos, mediante esos juegos donde el
Creador está oculto, que comenzamos a aprender Su naturaleza, Su
carácter, al compararlo a Él con nosotros, lo cual significa con la
forma opuesta. La forma opuesta se revela como vestidura, como el
ocultamiento que nos separa, pero si tratamos de revelar al Creador y de
pedirle a Él que nos ayude a revelarlo correctamente y adherirnos a Él,
si estamos dispuestos a cambiar, el ocultamiento se convertirá en una
revelación.
Las mismas formas de ocultamiento se
convertirán en formas opuestas que nos ayudarán en la revelación. Sin
ellas, no saborearíamos, distinguiríamos, veríamos, o sentiríamos al
Creador, porque nuestra naturaleza es opuesta a la de Él. Por lo tanto,
existe la necesidad de un adaptador entre el Creador y la fuerza egoísta
o cáscara, la cual somos nosotros, la cual más tarde se convierte en
Santidad.
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