Cuando
llegamos a una convención, nos encontramos en compañía de personas
extrañas, a quienes nunca hemos visto antes. No nos sentimos ni nos
entendemos unos a otros, pero esto no es importante. Si yo sé que debo
conectarme con otros con el fin de conectarme con el Creador, entonces
puedo entrar en cualquier grupo. No me importa quién esté sentado ahí, de
qué país venga, o incluso qué idioma hable. Lo principal para mí es
participar emocional e internamente en este círculo. Para mí no es importante si estamos
hablando el mismo idioma y nos conocemos bien, si somos amigos cercanos o
si nos vemos por primera vez. Esto no cambia nada. Lo principal es
elevarnos por encima de nuestro ego y querer estar integrados dentro de
su círculo con el fin de alcanzar la unidad y a través de ella, dejar
que el Creador escuche lo que queremos. Entonces las reglas de conducta en un grupo en el momento de un taller son así:
1. Nadie piensa en sí mismo ¡No existe el yo!
2. Cada uno debe sentir que el resto de
los amigos son más grandes que él mismo (1<9 amigos="" como="" desaparezco="" el="" elevados="" ellos="" en="" i="" los="" m="" o.="" peque="" que="" s="" son="" todo="" y="" yo="">9>
3. La conexión por encima de todas
nuestras características particulares, personales, es el Kli (vasija) en
el cual se descubre al Creador. Porque el Creador (Boré) es “ven y ve”
(Bo Re); esto significa que nosotros alcanzamos este estado y
encontramos ahí al Creador. Entonces nuestro Kli es igual al Creador.
Según el grado de intensidad del Kli, de su fuerza (Bo), yo puedo
descubrir al Creador (Re). No hay medida del Creador. No sabemos Sus
verdaderas medidas. Pero lo descubrimos a Él según la medida en que
hayamos preparado nuestro Kli (Bo): en este grado lo vemos a Él (Re).
4. En el momento del taller nadie está
en desacuerdo con la opinión de otro. No hay preguntas: Cada uno añade
(10=1+1+1…). Lo importante son los más (+) y no los unos. El uno que
sigue en turno sólo le añade al previo y nadie discute.
Incluso su no he tenido éxito en
elevarme por encima de mi actitud crítica y me parece que alguien más
dijo algo equivocado, debo corregirme inmediatamente. Si escucho que un
amigo dijo algo equivocado, esto significa que no estoy bien. Entonces cada uno sólo añade y añade a
lo que fue dicho por los demás. Alguien puede expresar una especie de
conjetura, yo continúo y después viene el siguiente en turno. Entonces
añadimos constantemente. No hay grande o pequeño en nuestra conexión,
todos somos iguales.
No importa qué tipo de señorío tenga uno
en un grupo, joven o viejo, o quién tenga mayor o menor entendimiento.
Entre todas nuestras características físicas en este mundo no hay nada
que pueda violar nuestra igualdad. En el mundo espiritual, todos
nosotros somos iguales, como los hijos para su madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.