El sonido de la música genera una sensación armoniosa dentro de
nosotros, crea equilibrio entre todas las frecuencias de los sonidos y
mediante eso somos llenados con un gran placer.
Esta impresión puede durar mucho tiempo,
desde el principio de la composición hasta el final, pero en realidad
disfrutamos la plenitud que sentimos en esos sonidos, como un texto,
palabras, o sabiduría, pero aquí se transmite a través de nuestras
sensaciones. Nuestra materia es un deseo de
disfrutar, entonces el sonido de la música tiene un efecto inmediato
sobre nuestro deseo y nos hace sentir y entender que esto es seguramente
una fuerza que afecta todas nuestras partes de manera balanceada y
armoniosa. Hay algo de la perfección superior de la naturaleza en ello. Entonces, cuando yo escucho música, mis
vasijas internas son reconstruidas de acuerdo a esta armonía y comienzo a
sentir que asciendo por encima de mi materia, por encima de todo lo que
sucede. La música nos corrige y nos eleva. Puede purificarnos,
limpiarnos, afinarnos, y regularnos. En el presente yo soy como un
instrumento musical con cuerdas enredadas, un instrumento defectuoso y
desafinado. De pronto la música llega a mí, los sonidos penetran en mí
en un orden preciso, están conectados uno a otros con acordes
armoniosos, con intensidad, con cadencia y todas estas melodías me
afinan y me calibran. Siento como la música se apodera de mis
sensaciones y las desenreda, como si cepillara mi cabello de acuerdo a
la melodía. Esta es la razón por la que amamos
realmente que la música se apodere de nosotros. Si es música clásica,
queremos que se apodere de nuestras sensaciones, llene todo el vacío
interior, justo como agua que se vierte y nos llena con sonidos. Este es
el efecto que la música tiene sobre el hombre. Los sonidos nos llegan desde el nivel de Bina superior
y entonces no sentimos ninguna amenaza en la música. La persona puede
asustarse con alguna imagen, con palabras, pero la música no nos asusta,
ni siquiera si se trata del alarmante sonido de tambores. Esta evoca emoción dentro de nosotros y
puede hacernos sentir agitados. Pero la mayoría de las piezas musicales
estaban destinadas a hacer que la persona sienta placer y alegría. Puede
conmovernos hasta las lágrimas, pero es una experiencia muy interna,
íntima. No es un mensaje transmitido visualmente
o mediante un mensaje audible que pueda asustarnos. Podemos escuchar
música y no saber quién la compuso, de qué se trata, o quién está
interpretándola. Es como agua pura que lava mi vasija, pero no me obliga
de ninguna manera.
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