En su lugar, este es un método poderoso, de mente amplia y sistemático ¿Qué se necesita para dejar de ver soluciones a los problemas sólo en un nivel aislado individual donde nunca encontramos una solución, sino abordar los
problemas colectivamente, de forma sistemática?
Dr: Laitman El
método de conexión es un programa único para descubrir la verdadera
realidad a través del desarrollo de nuestros sentidos. Nosotros
carecemos de las herramientas para comprender la realidad. Físicamente,
tenemos cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto, que
funcionan en rangos particulares. Si extendiéramos nuestro rango de
visión desde menos (-) hasta más (+) infinito, entonces veríamos una
imagen diferente y esto ya no sería llamado “visión”, porque
percibiríamos el mundo en los rangos infrarrojo o ultravioleta, más allá
de las frecuencias usuales. Escuchamos también en ondas, como todo
lo que sentimos. Supongan que fuera posible extender el rango de ondas
auditivas de cero a frecuencias sin límite. Entonces, descubriríamos
fenómenos más maravillosos de los cuáles aún no estamos conscientes.
Después de todo, percibimos lo que entra en el rango de frecuencias que
sentimos, si el fenómeno está por fuera del nuestro rango de
frecuencias, entonces no lo vemos o escuchamos. Nuestros sentidos de
vista y oído simplemente rechazan fenómenos como esos. Es interesante que la mayoría de las
neuronas de nuestro cerebro le pertenece al sentido del olfato. Todo el
cerebro está envuelto en células responsables por ese sentido del
olfato. Aparentemente, alguna vez el sentido del olfato tuvo una función
importante como el caso de los perros donde es más importante que
escuchar o incluso ver. Sin embargo, en el transcurso de la evolución
humana, el sentido del olfato perdió su importancia. Además, el sentido
del gusto es más limitado en las personas. Un perro sólo necesita tocar
la comida para determinar inmediatamente si está en mal estado. En un
perro está funcionando todo un laboratorio que le da resultados
inmediatos. Sin embargo, un humano es incapaz de esto. Entonces, está
obligado a enviar muestras a un laboratorio y a esperar una semana para
obtener los resultados. Tenemos que entrenar perros en los aeropuertos
para encontrar drogas o dinero mediante el olor. Esto significa que los humanos carecemos
de sensaciones. Pero, incluso si desarrolláramos la vista, el oído, el
gusto, el tacto y nos abriéramos a todas las frecuencias, aun así
sólo captaríamos una pequeña fracción de la realidad, porque detrás de
todos los sentidos, está nuestro deseo dentro del cual percibimos la
realidad. La cantidad de deseo determina la intensidad de nuestra
percepción. El problema es que nuestro deseo es muy
pequeño ¿Cuánto queremos ver, escuchar, sentir y saborear? Sólo un
poco. Es decir, nuestra percepción está limitada no sólo por el rango de
los sentidos, sino también por el deseo que está detrás de todos ellos. Sin embargo, la principal limitación es
que nuestro deseo hace posible que nosotros percibamos sólo lo que le
interesa a él y no le prestamos atención a lo que no le interesa a
nuestro ego. Entonces, no vemos la realidad que está frente a nosotros. De todo lo que está frente a mí, yo sólo
veo la pequeña parte en la que estoy interesado o si es útil o dañina
para mí. Pero si algo no toca mi deseo desde el punto de vista de su
bienestar o malestar, entonces simplemente no lo veo o lo percibo. Fuera de mí, podría haber infinitas
fuentes de influencia, pero no me interesan. No quiero prestarles
atención, entonces no las descubro. No las siento, y vivo como si no
existieran en absoluto, y mientras tanto, estas me influyen sin mi
conocimiento, justo como la radiactividad.
La única solución es cambiar hacia una
forma diferente de percepción no egoísta. En otras palabras, depende de
mí el percibir no lo interesante o dañino para mí, sino abrirme a toda
la realidad que está frente a mí, sin saber qué es.
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