El idealismo y la buena actitud no nos
acercarán a los resultados positivos, porque contradicen la idea de la
creación según la cual debemos unirnos al dar pasos hacia el superior.
Las acciones que no están dirigidas hacia la fuerza superior provocarán
un enorme fracaso. Baal HaSulam utilizaba a Rusia
como ejemplo de un país en el que la idea de construir el comunismo
había fracasado totalmente. Si las “buenas obras” reciprocas de uno no
están dirigidas hacia la meta correcta, no ocurrirá nada positivo, de
tal forma que es mejor no hacerlas. Existe gran cantidad de organizaciones
benéficas que ayudan a los diversos países y a los diferentes segmentos
de la población. Ellas salvan personas de la hambruna, de las epidemias y
de otros desastres. Aun así, cada vez más personas mueren de hambre, se
enferman y sufren de numerosos desastres. La investigación muestra que
la ayuda humanitaria para el África nunca mejoró la situación general;
por el contrario, los actos de caridad empeoraron todavía más las cosas. ¿Cómo puede ser que el mundo no sepa
cómo distribuir la abundancia? ¿Por qué nuestros intentos por salvar a
la gente que no tienen nada que comer tienen un efecto negativo? A
primera vista, parece ilógico. ¿Tal vez desmotivamos a las personas de
hacer su trabajo? Sin embargo, hoy en día ellas no tienen que trabajar.
Es mejor pagarles por no emplearse, dado que no hay suficiente trabajo
para todos. El hecho de que entre la población de
edad haya menos gente trabajando y más “aprovechados” suena aterrador.
Pero, en realidad, aquí no hay necesidad de tantos trabajadores. Sería
aún mejor si la gran mayoría de la gente dejara de trabajar en estos
momentos. Según las últimas estadísticas, si hubiera menos puestos de
trabajo, el mundo se convertiría en un lugar más limpio y mejor. En
cuanto a la comida, la ropa y el refugio, hay suficiente para todos. Según mi punto de vista, menos de diez
por ciento (10%) de la población es capaz de proveer lo necesario para
suplir las necesidades normales básicas de toda la población de la
tierra. Si implementáramos tecnologías modernas, sólo dos o tres por
ciento (3.2%) de la población mundial tendría que trabajar para cubrir
las necesidades de la humanidad. No tenemos ni idea de que perspectivas
abre para nosotros la ciencia moderna, ni nos damos cuenta de que una
revolución tecnológica ya está en nuestra puerta. Sin embargo, no
estamos preparados para ello porque nadie sabe cómo reorganizar el
mundo. El desempleo es una amenaza directa para
el orden social. Los disturbios de la juventud en Francia e Inglaterra
demostraron vívidamente que unos adolescentes ociosos pueden
desestabilizar la vida de vastas regiones y distritos. ¿Y si hubiera un
millón o varios millones de hooligans sin nada que hacer?
Esta situación debe prevenirse. Antes de
cambiar el sistema en el que vivimos, a la gente se la debe educar y
cuidar. Deben establecerse sistemas especiales que les presten servicio a
más del 90% de la población desempleada. Las personas tienen que estar
ocupadas haciendo otra cosa, de lo contrario ¿qué pasará con ellas? La
gente, que se queda en casa sin tener nada que hacer, se enloquece
gradualmente. Hace poco se legalizó la marihuana especialmente para
ellas, pero ¿qué sigue? Los valores familiares están rompiéndose
en el mundo occidental y significativamente menos personas quieren
casarse o tener hijos. Sin embargo, quedarse solos no resuelve sus
problemas. Se prevé que la población de nuestro
planeta crezca a nueve mil millones de personas en los próximos
cincuenta años. En realidad, no es lo peor que puede pasarnos. En los
últimos cien años, la población creció de mil millones a siete mil
millones, independientemente de las guerras extremadamente devastadoras
que ocurrieron en el siglo 20. Nuestro principal problema es cada vez
más evidente. En este momento, nuestras “buenas obras” no están
orientadas hacia la meta más elevada. Sin la intención correcta que
corona todo el proceso, no vamos a lograr ningún éxito. Por el contrario, si hubiéramos
organizado el proceso correctamente, el mundo podría haberse convertido
en un paraíso. Por eso, la humanidad no tiene que convertirse en zombis,
como lo están ahora. Las personas adquirirán la sabiduría y obtendrán
un nuevo espíritu ilustrado. Ellas se darán cuenta de lo que están
haciendo y por lo tanto participarán en un tipo de trabajos
completamente diferente. Las personas estarán llenas de vida.
Sentirán que viven en una gran realidad, en un universo ilimitado y que
otros mundos dependen de ellas. Interactuarán con todos los que las
rodean. Juntas, ellas cambiarán nuestra realidad. Es un tipo de trabajo
absolutamente diferente, ¿no es así? Gradual y metódicamente la gente tiene que prepararse para esta transición.
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