
Los cabalistas empiezan a hablarnos de la creación al decirnos que “antes que las criaturas fueran creadas, la simple Luz superior llenó toda la existencia” (palabras iniciales del libro del ARI, El Árbol de la Vida). En otras palabras, la realidad ya existía, lo cual es el deseo de la criatura por sentir el placer que estaba lleno de Luz. El plan de la creación es deleitar a los seres creados. Y este regalo que el Creador desea otorgarnos, puede ser aceptado sólo al cumplir dos condiciones: la criatura debe ser como el Creador y al mismo tiempo ser independiente de Él. El mejor estado de la existencia es sentir la presencia del Creador. Este es el mayor placer, y debe ser sentido, independientemente de cualquier otra persona. El ser creado debe ser totalmente autónomo e igual al Creador. Por lo tanto, la fuerza superior se oculta. En este momento estamos rodeados por diferentes ondas de radio, sin embargo, la única persona consciente de ellas es el que posee un radio capaz de recibir algo en cuyo interior esto pueda recrearse, en las propiedades de uno. Estamos rodeados por luz blanca, pero la percibimos como azul, roja, y todos los demás colores. Mientras que la luz misma no tiene color, el color es creado por el que lo recibe, absorbiendo sólo ciertas ondas a través de su propio prisma. Por lo tanto, la luz nos parece como amarilla, azul y roja. En realidad la razón para esto es el vidrio que detiene y refleja las ondas que de tal manera parecen como colores. Pero no hay tonos en la luz misma. Y de la misma manera percibimos al Creador. Según la medida en que podamos hacernos iguales a Él, a Su atributo de otorgamiento, en cada uno de los 613 deseos, en ese mismo deseo y grado percibiremos al Creador. Así que gradualmente llegaremos a conocerlo a Él en pequeñas porciones. En el hombre, siempre hay 613 deseos que actúan, los cuales son el fundamento de nuestra percepción. Sin embargo, podemos fortalecer el poder de esta vasija espiritual, después de habernos elevado los 125 peldaños de equivalencia con el Creador, hasta que todos nuestros 613 deseos se hayan vuelto completamente idénticos a Él. Así, alcanzamos al Creador, y esto es considerado como “conocerlo a Él por Sus acciones”.
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