1. Al menos, trata de reconocer dentro de ti todas esas cualidades de las que leemos en El Libro del Zohar. Trata de discernir dónde están dentro de ti, “revuelve buscando” dentro de tus deseos, pensamientos, dentro de ti mismo. Así es como expandes tus Kelím internos, deseos y cualidades de percepción. Al buscar entre ellas, comienzas a diferenciarlas. Pero todas esas cualidades ya existen dentro de ti.
2. Si no tengo necesidad por la corrección, entonces para mí las palabras “la Luz que reforma”, están vacías de vida. Si requiero la corrección, entonces espero esta Luz. Pero si no tengo esta necesidad, entonces no sé lo que es esta Luz.
Se me dice, “tienes que esperar que venga la Luz”. Bien, entonces que venga. Los sabios dicen que eso es bueno, y estoy de acuerdo. Si esa es mi actitud, entonces no puedo atraerla. Está escrito que uno debe esperar la salvación en cualquier momento. “La salvación del Creador viene en un parpadeo”. Está hablando precisamente de la Luz que corrige, la Luz que Reforma, trayéndonos de regreso al Creador. La acción que exigimos de arriba debe ser siempre precedida por nuestro deseo, la necesidad de ello. De otra manera nunca sucederá. O evocamos el sufrimiento dentro de nosotros por nuestra cuenta, el cual es el “sufrimiento de amor”, un deseo apasionado por la Luz, o vendrá en forma de sufrimiento obligatorio, por el camino de “Beitó” (a su debido tiempo). Sin embargo, sin sufrimiento, sin un cuestionamiento y sin deseo, no puedo alcanzar la Luz que corrige. Eso es porque la Luz está en reposo absoluto. Sólo necesitamos el deseo de manera que la Luz que corrige nos influya. Podríamos decir que la Luz está presente dentro del deseo, pero es revelada sólo cuando este deseo llega a su verdadera medida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.