
El sistema económico debe coincidir con la condición de la sociedad. Hasta ahora, hemos desarrollado y modernizado el sistema egoísta, en el que todos han ganado de acuerdo con sus fortalezas y habilidades. Materias primas, el ejército, la política, el fraude y así sucesivamente, todo estaba conectado con la red de lazos egoístas entre nosotros y la fórmula de todos era maximizar las ganancias. Sin embargo, el beneficio puede ser diferente. Por ejemplo, algunos pagan enormes cantidades de dinero para ser respetados y temidos. Otros optan por algo más y todo depende del tipo de sociedad. Pero en última instancia, todos los medios forman parte de la red que nos une y esencialmente, que lo determina todo. Al unirnos a esto, lo estropeamos por medio de nuestro egoísmo, envidia, lujuria y vanidad como individuos y como naciones, porque lo general y lo particular son iguales. En consecuencia, esta red, que se extiende por el mundo entero, está impregnada de toda clase de deseos, empapada por el sudor de la historia de los países y naciones, e imbuida en sus religiones y sueños acerca del futuro. Todo está tejido en esta red y por lo tanto, no podemos entenderla. Toda la realidad está atrapada dentro de la red de nuestras relaciones egoístas corruptas. Hay demasiadas variables y factores de influencia, y no sabemos cómo describirlas con una fórmula: cientos de países, presidentes y primeros ministros, ejércitos, dinero, recursos naturales, preferencias religiosas y mentalidades, logros del pasado y esperanzas para el futuro. Es imposible comprender este conjunto inmenso de datos y es por eso que nuestro sistema económico se define por esa pobre imagen que somos capaces de discernir partiendo de la red común. Respectivamente, quién sea capaz de entenderla bien, puede prever y ganar más. Esto ha sucedido hasta ahora. De acuerdo con la ley de igualdad de lo general y lo particular, yo puedo extrapolar mis cualidades en el país y en el mundo entero, mientras que existimos en una naturaleza egoísta. Hasta cierto punto, podría entender los principios de funcionamiento del país, del mundo, crear y coordinar en consecuencia, instituciones gubernamentales de poder y de control. Sin embargo hoy en día, nuestra conexión está siendo sustituida por otra. Un nuevo programa ha sido instalado y se actualiza constantemente según la última versión. Esto nos obliga a buscar cada vez más la unidad y la garantía mutua y aunque este no cumple con nuestros deseos, este es el estado actual de las cosas. Nosotros, en cambio, no sabemos cómo acercarnos a esta red y estamos perdiendo la capacidad de comunicarnos correctamente con los demás. El mundo experimenta el déficit de confianza: los bancos no confían en los fabricantes, los gobiernos no confían unos en otros. Y esto es natural. Antes, la conexión era clara: “Tú me das, yo te doy”. Nos entendíamos unos a otros dentro de nuestro egoísmo. Pero la situación ha cambiado. Nosotros no hemos cambiado, aun estamos en nuestra vieja naturaleza, y al mismo tiempo descubrimos una nueva relación que es totalmente incomprensible para nosotros, desde nuestras anteriores posiciones. Ni siquiera nos damos cuenta de su carácter altruista. Aquí es donde radica el problema, el cual no puede resolverse por medio de los métodos tradicionales. La pregunta ahora es cómo avanzará la sociedad hacia la unidad. Las razones no son importantes: ya sea por medio de la economía, una amenaza para la seguridad, o la necesidad de pacificación social, pueden empujarnos hacia ella. En cualquier caso, sólo en el movimiento hacia la unidad, la sociedad empezará repentinamente a entender al mundo: “¡Ah, así es! ¿Qué se puede hacer ahora? ¿Qué debemos hacer?” Debemos introducir la educación integral. No hay otras soluciones. Debemos aprender y aclarar cómo construir una nueva unidad que no esté basada en nuestras anteriores conexiones y naturaleza, cómo cambiar nuestra naturaleza un poco. E incluso si no deseo esto en absoluto, esta es la única posibilidad de adaptarse a la naturaleza que está revelándose a nosotros, a la red de relaciones altruistas. Sólo entonces seremos capaces de poner nuestra vida en orden, de lo contrario, perderemos el camino por completo e iremos a la bancarrota de todas las maneras posibles. La economía moderna está construida sobre el principio de “toma y dame”, como se nos dice: “Ve y gana de los demás”. ¿Qué pasaría si las personas, los sectores industriales, países y el mundo entero no fueran capaces de negociar los unos con los otros? El mundo volvería a la subsistencia agrícola: Yo consumo lo que produzco. Esto es un desastre, pero el mundo podría llegar a esto. Y por eso hoy en día son tan importantes una educación integral y la comprensión de las relaciones globales. Definitivamente tenemos que encontrar las formas correctas de presentación para explicar esto al mundo.
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