Los mismos problemas tendrán que ser resueltos en todo el mundo. En el nivel corporal, las personas se verán obligadas a proporcionar la garantía mutua que asegure la justicia social. Entonces las naciones serán capaces de introducir una distribución justa como ellos lo ven. Y no importa cuánto le des a cada uno. Lo que importa es la sensación final: Todos estamos juntos y estamos bien. Estoy satisfecho con lo que otros han recibido y estoy entre ellos. Sin importar de qué sociedades y países estemos hablando, la clave es que todos se sientan satisfechos. Y esto no es un asunto de dinero, sino precisamente de la sensación final.
En la fase provisional, tenemos que proveer a aquellos que carecen de comida y de las necesidades básicas. Es necesario elevar a los necesitados por encima de la línea de pobreza, no hay necesidad siquiera de discutirlo. Ellos reciben el complemento necesario y juntos pasamos a discutir nuestros problemas actuales. Cuando una persona no tiene nada qué comer, no hay nada de qué hablar con él, mientras que el resto dependen de la sensación.
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