1. Garantizar el abastecimiento necesario a cada miembro de la sociedad.
2. Garantizar la continuidad de esta mentalidad, inculcando los valores en pro de la sociedad, haciendo uso de los medios masivos de comunicación, del Internet y sobre todo, de las redes sociales.
3. Utilizar nuestro trabajo prosocial para la realización personal, es decir, llegar a realizar todo el potencial que llevamos dentro.
Para lograr la Meta No 1, se debe formar un panel internacional integrado por estadistas, economistas y sociólogos que representen a todas las naciones, para diseñar un plan que establezca una economía justa y sostenible. Es necesario señalar que el término “justo” no se refiere a la distribución equitativa de los fondos y recursos naturales o humanos. Más bien, una economía justa es aquella que no descuide a ninguna persona sobre la faz de la tierra. Así, un niño hambriento en Kenya quizás no necesite el último modelo de iPhone, pero sin lugar a dudas, tendrá derecho a una alimentación adecuada, a un techo sobre su cabeza, a la educación y a una asistencia médica apropiada. Por el contrario, un niño de la misma edad en Noruega, puede poseer ya el último modelo de iPhone, pero sentirse igual de miserable al punto de desear quitarse la vida, o peor aún, atentar contra la vida de los demás, como nos lo han demostrado los últimos acontecimientos en ese país. La angustia en ambos casos es muy distinta, pero igual de aguda, y debe ser abordada por el panel internacional, teniendo en cuenta lo que dijeron Paul Krugman, Premio Nobel de Economía de 2008, así como los columnistas de The New York Times: “Todos estamos en el mismo barco”.
Lograr la Meta No 2 requiere de un cambio de mentalidad. Y puesto que los medios de comunicación determinan la agenda pública, son ellos quienes deberían mostrar el camino hacia la aniquilación del egocentrismo. En lugar de la actual actitud basada en el “Yo, yo, yo”, que los medios han estado cultivando en las últimas décadas, deberían pregonar la “garantía mutua” con una actitud basada en "nosotros, nosotros, nosotros" y el lema “uno para todos y todos para uno”. Si los medios explicaran los beneficios de la garantía mutua y el daño que causa la actitud narcisista, nos sentiríamos atraídos, en una forma natural, a compartir y a brindar cuidado, en lugar de dejarnos llevar por la sospecha y el aislamiento mutuos. Si los comerciales y los publirreportajes mostraran gran veneración hacia los individuos altruistas, entonces todos comenzaríamos a cultivar nuestros deseos de dar, al igual que hoy deseamos ser ricos y poderosos, debido a que los medios enaltecen a los mismos. Una mentalidad prosocial de este tipo nos garantizaría que la sociedad permanezca justa y compasiva hacia todas las personas, y al mismo tiempo, que todos sus miembros contribuyan gustosamente a dicha sociedad. Más aún, algunas de las instituciones restrictivas y reguladoras como la policía, el ejército e incluso los aparatos financieros, o bien se volverían obsoletos o sólo requerirían una simple fracción de los recursos económicos y humanos que actualmente absorben. Aparte, todos esos recursos serían redestinados al mejoramiento de nuestras vidas, en lugar de intentar mantener una relativa seguridad en evidente decadencia. Dentro de tal atmósfera estimulante y prosocial,
La Meta No 3, “Utilizar nuestro trabajo prosocial para la realización personal”, llegaría como un resultado natural. La sociedad animaría y realizaría grandes esfuerzos para fomentar el desarrollo personal de cada uno de sus miembros, garantizando que todos lleguen a realizar el máximo de su potencial personal, pues cuando dicho potencial se emplea para el bien común, la sociedad tiene gran interés en que éste se alcance plenamente. Además, una vez liberados de la necesidad de protegernos del ambiente hostil, descubriremos una abundancia de energías desconocidas que nos permitirán llevar a cabo nuestra realización personal. Como resultado, veríamos la erradicación de la depresión y de todas las enfermedades que se derivan de ella y experimentaríamos una gran satisfacción en nuestra vida. Después de unos cuantos meses de vivir en un ambiente de mentalidad prosocial, no podremos entender cómo pudimos pensar, en algún momento, que el interés propio fuera un buen modelo. Además, el éxito evidente y la felicidad de dicha sociedad brindarán una creciente motivación para promoverla y fortalecerla, creando así un movimiento perpetuo, enfocado tanto en el bienestar de la sociedad, como en el bienestar de cada uno de sus miembros, sin descuidar a ninguno de ellos. En nuestra realidad globalizada, solamente aquella estructura que considere la felicidad y el bienestar de todos los individuos en el mundo como igualmente importantes, podrá asegurar su éxito y sostenibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.