
Rav: Tú y yo sabemos que un carro es tirado por un caballo y este “caballo” debe llevarnos a un nivel espiritual. En definitiva, todo lo que ocurre en la sociedad y en el mundo sucede para que podamos cambiarnos a nosotros mismos. Por lo tanto, no se trata de una distribución equitativa o del hecho de que a alguien le falta la comida o la vivienda. Estas son las razones que nos impulsan a cambiar. La naturaleza ejerce una presión sobre nosotros y causa problemas diversos y desagradables incidentes con el fin exclusivo: A través de ellos entenderemos que tenemos que ser diferentes. Por lo tanto, no hagamos reclamos a la naturaleza, o al Creador: “¿Por qué permites tanto mal?” El dijo inicialmente: “Creé la inclinación al mal”, Yo causo este mal. ¿Para qué? “Para que cambies”. Por lo tanto, no importa cuanto podamos distribuir a los pobres y a los desposeídos, nada de esto ayudará. Por el contrario, la situación empeorará y vamos a empezar a recibir golpes más “cualitativos”: epidemias, desastres ecológicos, guerras, etc. La naturaleza tiene mucho de esto en sus reservas. La corrección comienza de lo simple a lo difícil y es por eso que debemos empezar con cosas pequeñas y sencillas. Un “buen chico” entiende desde la primera vez: “¡Ay! Todo está claro, no más”. El no vuelve a meter su nariz en el problema y deja de ser un terco; el está listo para aprender. Tenemos que explicar esto a la gente a través de una circulación coherente e integrada. Con hechos en las manos, necesitamos mostrarles que sus proyectos no cambiarán la sociedad. La distribución justa, ayuda a los necesitados, es correcto. Pero ¿cómo puede llevarse a cabo? Podemos hacer esto sólo con la educación, entendiendo que nosotros cambiamos a la sociedad como un conjunto.
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