Quienes nos transmiten sus Luces sagradas y dedican sus almas para hacer el bien a nuestras almas. Ellos se encuentran entre el camino de los duros tormentos y el camino del arrepentimiento. Ellos nos salvan del infierno, que es más difícil que la muerte, y nos acostumbran a alcanzar los placeres celestiales, la delicadeza sublime y la placentera participación nuestra, que está lista y esperándonos desde el principio, como lo hemos dicho anteriormente. Cada uno de ellos opera en su generación, de acuerdo con el poder de su enseñanza y de su alcance.- Baal HaSulam, “Introducción al Libro Panim Meirot uMasbirot”, ítem 8

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