
Pregunta: En ese caso, ¿quién trabaja con quién: Él conmigo, o yo con Él?
Rav: Es un trabajo mutuo. Se nos dice “Yo soy el primero”. En otras palabras, el superior te da todos tus estados, tú siempre existes dentro de las circunstancias creadas por Él. Así que en primer lugar, es necesario que tú recuerdes que vives en un mundo que Él formó. Y después, tienes que verte a ti mismo desde el lado: “¿Cómo estoy reaccionando a esto? ¿Soy capaz de hacer algo o estoy completamente debilitado? ¿Estoy enojado? ¿Me someto? ¿Cómo respondo a mi estado actual? ¿Puedo hacer la transición a un estado deseado? ¿Y cuál es exactamente?” En la búsqueda de los medios para hacer esta transición, tú descubres que sólo es posible cambiar tu estado a través del superior. Esto significa que tendrás que pedirle a Él que lo haga. En cuanto al superior, Él ha construido un orden estricto, una cadena de estados a través de los cuales Él necesita conducirte. Si estás de acuerdo con Su plan, si le pides ir al siguiente estado, entonces tú lo revelas como buena y favorable. Después de todo, tú lo deseas y esto te llena. Sin embargo, si no pides el siguiente estado, entonces se manifestará a través de malas cualidades y sensaciones desagradables. Así que la cadena ha sido establecida y todo depende de tu preparación. Al forzar el estadosiguiente, lo recibes como un regalo y por el contrario, al rechazar el nuevo grado, tú lo sientes en forma de sufrimiento, el cual, no obstante te enseña algo.
Pregunta: ¿Eso significa que mi petición determina las sensaciones a lo largo del camino?
Rav: Si. Es necesario que tú eleves MAN, un pedido de corrección.
Pregunta: Sin embargo, la humildad me quita la fuerza. Es imposible avanzar así ya que el desarrollo se construye sobre un deseo egoísta fuerte. ¿Qué quedará de mí después de renunciar a mí mismo? Tal vez obtendré una nueva mente, pero en esencia yo mismo, ya no existiré.
Respuesta: El renunciar a sí mismo se lleva a cabo a través del poder de la mente, por medio de la amistad estrecha con el Creador, cuando agacho mi cabeza, es decir, cuando trabajo a fondo en mi deseo. El renunciar a sí mismo es una transición hacia una acción de otorgamiento. Yo comienzo precisamente renunciando a mí mismo, acepto una nueva orden en el trabajo de acuerdo a la cual tengo que unirme más con aquellos que me rodean, penetrar en sus deseos y formar una nueva vasija. Esto requiere una gran cantidad de diversas acciones interdependientes, puesto que estoy juntando partes mutuamente dependientes. Así que aquí no hay callejón sin salida. El Creador, simplemente quiere que seas “un chicobueno, inteligente”. Cuando tú te sometes ante el Creador, estás sometiéndote realmente ante el atributo de otorgamiento, elevándolo por encima de tu egoísmo y trabajando con esta propiedad. Así que empieza a unir tu ego al otorgamiento.
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