Rabash,
Shlavey HaSulam (Peldaños de la escalera), artículo, “El amor de
amigos”: Y aun cuando la persona reciba algún pensamiento y deseo de que
debe abandonar su auto amor, el cual viene a ella al escuchar lo que
dicen los escritores y los libros, este es un poder muy pequeño, que no
siempre ilumina esta opinión para él, para que sea capaz de considerarlo
o de usarlo permanentemente.
Pregunta: ¿Es el poder de los libros de Cábala tan pequeño?
Rav:
Por supuesto. Esto no depende de los libros sino de la persona misma, o
lo que llamamos el “usuario”. La persona no tendrá éxito por su cuenta
incluso si tiene la fuente de El libro del Zóharcompleto.
Nada la ayudará, porque ella misma no tiene ninguna vasija. Su éxito no
depende de los libros sino de establecer una actitud hacia los demás. Existen dos fuerzas activas en la naturaleza: el deseo
de disfrutar (de recibir) y el deseo de otorgar. El deseo de recibir es
el ser creado y el deseo de otorgar es el Creador. El ser creado está
en el deseo de recibir aquí en nuestro mundo. Si él quiere estar en el
mundo del Creador, tiene que adquirir el deseo de otorgar, lo cual
significa cambiar hacia la segunda naturaleza. Para hacer eso, deben activarse dos factores:
- Conexión. En nuestro mundo la persona se conecta con los demás con el fin de llegar a una segunda naturaleza.
- La Luz que Reforma. Esta ilumina sólo en respuesta a los esfuerzos de la persona que quiere conectarse con otros y adquirir la naturaleza del otorgamiento.
Además de eso, nosotros debemos aspirar a
otorgarle al Creador, aunque al principio no sea necesario que tengamos
intenciones tan puras, las cuales vendrán después. Entonces existen los medios necesarios
en nuestro mundo: el grupo que nos permite construir una
“infraestructura” entre nosotros, las relaciones correctas, una vasija,
aun cuando todavía es defectuosa, pero eso demuestra nuestro deseo de
ser corregidos. Por supuesto descubrimos que no podemos y no queremos
conectarnos, que somos repelidos el uno por el otro. Revelamos la
inclinación malvada y no la sensación placentera de hermandad y alegría
completa. Hermandad: por el contrario, ¡tenemos que conectarnos,
sollozando ferozmente por el grado en el que nos odiamos mutuamente!
Abrazándonos aun cuando temblemos de repulsión. Es muy bueno puesto que mediante eso
descubres la vasija fragmentada. Entonces tendrás razón para llorar y
pedir ayuda de la Luz que Reforma. Y esta viene porque estudias de los
libros de los cabalistas y quieres pasar por los estados que ellos
pasaron. Así nosotros nos movemos del nivel del
amor de los seres creados al nivel del amor del Creador. Rabí Akiva dijo
“Ama a tu prójimo como a ti mismo, ésta es la gran regla de la Torá”.
Pero ese aun no es el final del camino. Cuando llegas al primer nivel de
amor, te preocupas por el temor: “¿Podré amar más? ¿No perderé lo que
ya he adquirido?” Tienes que actuar “desde el otro lado”. Después de
todo, existen siempre dos líneas en el trabajo espiritual y
tú estás entre ellas. Entonces asegúrate de que tu amor esté acompañado
por el temor. Evoca los atributos de juicio, es imposible sin ellos. Entonces, cuando alcances el temor,
adquirirás la “línea media”. La plenitud llamada otorgamiento o fe. Esto
es ya el final del trabajo, el llenado del amor.
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