Es bastante difícil introducir en los conceptos existentes la fórmula de “ama a tu amigo como a ti mismo” y explicarla en un lenguaje científico.

¿Por qué? Digamos, si no fuera por la crisis actual que nos distrae de tener un mayor desarrollo, es decir, si continuáramos desarrollando la economía y el comercio internacional, llegaríamos al sistema integral completamente interconectado. En un lugar producimos algo, en otro lugar consumimos, manufacturamos, una cosa está conectada con la otra, toda la tierra está entrelazada dentro de la red de diversas conexiones mutuas. En este caso, ¿cómo podría yo predecir o planear algo, y en general, hacer algo de manera exitosa? Supón que somos dos hombres de negocios y queremos firmar un contrato ¿Podríamos establecerlo si no tomamos en cuenta toda la red de conexiones internacionales?

Pregunta: Si yo tengo una red estructurada y he determinado sus leyes de desarrollo, puedo predecir este desarrollo. Aquí aparecen los contratos y todo lo que guste.

Rav: No, porque ésta aún depende de millones de personas como tú, depende de que todos ustedes cooperen mutuamente ¡Es como si estuvieras sentado sobre una red! Entonces operan leyes integrales completamente diferentes y no podemos controlarlas. No las controlamos. Nuestra mente egoísta nos permite sólo trabajar entre nosotros: Un tercero no es necesario y esa es la única manera. No podemos comprender el sistema integral ya que es un sistema análogo en el que todo está mutuamente conectado y no podemos desarrollar ese tipo de sistemas. Resulta que al firmar un contrato contigo, yo no sé cuánto de este será implementado ya que al mismo tiempo todos los otros también firmarán sus contratos y todos se volverán el uno contra el otro ¿Entonces qué debe hacerse?. Sólo si nos elevamos por encima de nuestros intereses personales hacia un interés común y comenzamos a sentir que nos apersonamos de este (imaginen a qué nivel debemos llegar), sólo entonces podemos trabajar juntos como hormigas en su sociedad. Ellas operan con base en el instinto puro, en la fuerza general que las dirige. Si llegamos con nuestro intelecto a este tipo de sociedad, ¡sería lo ideal!