De esta manera nos
damos un ejemplo el uno al otro. Aceptamos trabajar en un sistema de
relaciones entre nosotro, entonces estamos actuando conscientemente y
entendemos lo que sucede. Nadie se permite a sí mismo “dispararse
alocadamente” con lo que le llega en relación a su pareja. Nosotros
queremos construir una buena familia para jugar a las relaciones
perfeccionadas, las cuales no existen realmente por el momento, excepto
por la esperanza de que llegaremos a esto. Nos demostramos mutuamente
que esto es simplemente un juego por el momento, pero es un juego que
nos hace avanzar, y cada vez se vuelve más fácil y cercano a la verdad. ¡Estamos obligados a jugar puesto que acordamos hacerlo!
Pregunta:
¿si trato de construir una buena relación con mi esposa pero nada
ayuda, porque ella es una egoísta tan grande que se niega a dar un solo
paso hacia mí?
Dr: Laitman Esto me dice que no he actuado sabiamente, de otra manera yo habría jugado con su ego
y la hubiera rodeado por todas partes. Ella depende de mí y si es una
gran egoísta esta es una señal de que tiene grandes deseos que yo puedo
satisfacer. Por lo tanto yo controlo la situación. Todo el problema es que en general no
sabemos cómo jugar con este ego. Mientras más crece el ego de la
persona, más se vuelve ella como un niño, más se vuelve un bebé. Es muy
fácil obtener la reacción correcta si actuamos adecuadamente con ella
dado que ella no es su propio amo sino que depende completamente de su
ego. El hombre (Guever) es aquel que
es capaz de vencerse a sí mismo y es imposible influir directamente en
él. Ustedes no pueden dañarlo, “caen” sobre él y él permanece en pie. No
reaccionará inmediatamente pero se vencerá a sí mismo. Si tu pareja es
así de egoísta, sin preparación para controlarse a sí misma, puedes
jugar con ella como la harías con un bebé. Nosotros debemos demostrarnos
mutuamente, de forma intencional, una buena relación, incluso de forma
exagerada y revisar para ver si obtenemos una relación similar en
respuesta. Si no hay una relación similar, debemos trabajar en esto. Yo
trato de darle una buena relación todo el tiempo,
pero si no veo una relación similar en respuesta, me abstengo de hacer
esto. Trato de hacer algo bueno otra vez y si obtengo una buena
reacción, le doy una relación incluso más cálida. Si no, yo también
pongo distancia. Me presento intencionalmente, mostrándole que estoy
dispuesto a tratarla bien sólo bajo la condición de que ella haga lo
mismo conmigo. Entonces de esta manera construimos
nuestra pareja casada: unidad, comunicación, lo que llamamos una
“familia”. Así es exactamente como yo debo relacionarme con los hijos
con la ayuda de la “zanahoria y la vara”. Todo el método está construido
con base en las concesiones; yo me elevo por encima de mi ego de una
manera calculada y controlada, de acuerdo al programa que está
especificado desde el principio. Pero no se trata sólo del amor
absolutamente incondicional que despertará contento en la otra persona.
Yo debo de mostrar que amo, que cedo en todo, que me anulo, pero no de
forma que mi pareja haga lo que quiera. Incluso los padres que sienten
amor infinito por sus hijos no deben demostrar esto. Debo añadirle
“juicio a la misericordia” o “misericordia al juicio”, controlando la
situación con la ayuda de esas dos riendas dependiendo de la reacción. Establezco para mí la meta de llevarnos hacia la conexión
y le informo a mi esposa de esto. Pero ella debe saber que en esta
unificación yo tengo en mi posesión dos riendas: juicio, misericordia,
amor, odio y una no funciona sin la otra. Como está dicho, “El amor
cubre todas las iniquidades”. ¿Estamos de acuerdo en revelar todas las
iniquidades y cubrirlas con amor o no? Si es así, intentémoslo. Es como si al conducir un auto, yo
girara el volante hacia la derecha y hacia la izquierda para mantener la
dirección correcta. El problema es que no somos sensibles con la
pareja, con el otro. Por lo tanto yo me vuelvo hacia mi esposa con una
petición de ser sensible con respecto a ella ¿Qué esposa rechazaría
esto? Esta es una queja eterna de la mujer con respecto a su esposo, él
no la entiende, no la mira y no quiere compartir sus experiencias. Por el contrario, le pido que se
revele ante mí para poder conectarme con ella. Depende de mí entender
cómo ella entiende, siente y reacciona con respecto a mí. Si sé todo
esto, entonces puedo manejar nuestra relación en la familia con la ayuda
de mi volante de auto. Ella sentirá esto y comenzará a controlar su
volante con respecto a mí, de manera que finalmente esos dos volantes se
unirán en un volante que conduciremos juntos. Este es un proceso emocional como si los
dos nos encontráramos en balanzas opuestas, tratando todo el tiempo de
mantener el equilibrio. El ego de cada uno está creciendo todo el tiempo
y se equilibra con el de la pareja. Entonces estamos siempre
equilibrándonos, renovando nuestra relación todo el tiempo. Esto nos
asegura tener un desarrollo profundo e infinito dentro del cual
descubrimos una sinfonía de amor completa.
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