La segunda etapa es
retornar a la juventud, a la edad de 12 a 15, cuando de repente nos
enamoramos por primera vez en la vida y descubrimos dentro de nosotros
mismos algún tipo de espacio que podría ser ocupado por una reacción
complementaria de alguien más, a través de la reciprocidad.
Pregunta: ¿Por dónde comenzamos esta “remoción” en nosotros?
Dr: Litman
Es necesario comenzar por las discusiones en grupos de hombres y
mujeres solteros. Allí tratamos de aclarar qué es artificial y qué cosas
no pertenecían a nosotros desde el principio, las cuales adquirimos
durante nuestras vidas de las diferentes sociedades, de conexiones
artificiales, a través de Internet,
de modelos que establecieron todo nuestro comportamiento con respecto a
cómo vernos y cómo comportarnos. Una niña piensa que tiene que verse
segura de sí misma y altiva como una princesa. Un niño tiene que verse
como un macho, un héroe, alto, fuerte, exitoso y lleno de confianza en
sí mismo. Pero depende de nosotros mismos el
remover todas las imágenes asociadas con una sociedad que nos obliga a
vernos de esta manera, no de otra y aclarar mi verdadera necesidad de
conexión a la que puedo abrirme ampliamente sin temerle a nada. Porque
si yo realmente me limpio de todo el exceso, entonces descubro que soy
ese niño que no teme que alguien le haga daño. Depende de mí el entender que me encuentro ante la sociedad, tanto como ante la naturaleza
con sus leyes. Si yo soy incluido en ella de una forma más abierta,
limpia y simple, puedo sentirme protegido. Específicamente, gracias al
descubrimiento de mi corazón examinado, puedo aclarar quien está
dispuesto a estar conmigo en una relación recíproca. Así es como busco amigos tanto hombres como mujeres,
al juzgar cuán apropiados que son para mí, cuanto me entienden y fluyen
en la misma longitud de onda que yo. Nosotros le prestamos cada vez
menos atención a lo externo y así le prestamos menos atención a los
asuntos de género; en vez de ello consideramos cada vez más al Adam (hombre) en ellos. Cuando alcanzamos una sensación como ésta a través de los debates y talleres
que nos elevan desde el nivel animal al nivel de “hablante”, entonces
yo veo quien está cerca de mí en el alma y no soy atraído físicamente,
ni respondo a los distorsionados estándares artificiales que he recibido
de la sociedad. Depende de mí el discernir qué amigos son más cercanos a
mí, con la ayuda de mi alma, de mi voz interior. Es decir, en primer lugar, yo remuevo
todas las cosas superfluas que no me pertenecen. En nombre de esto
hablamos, tenemos una conversación dentro de nuestro grupo, y queremos
alcanzar la conexión, ayudarnos mutuamente. Después de haber removido
todo esto, queda mi verdadero yo, el yo puro, el potencial natural que
existía antes de que me invistieran con todas las Klipot externas. Este ya no es ese pequeño niño, sino que es mi verdadera deficiencia, el vacío interno. La primera deficiencia, la recibí desde
el exterior como un anhelo natural por conectarme con otro ser humano.
Pero la segunda vez, la deficiencia proviene de mí, desde dentro de mí,
“de abajo hacia arriba”; yo la despierto con mi propia fuerza, por lo
tanto, ésta me pertenece. De tal manera que yo puedo controlarla,
entenderla. Este ya no es solamente un instinto natural que cae sobre mí
de arriba hacia abajo, sino que se deriva de mí, es decir, “de abajo
hacia arriba”. El primer deseo proviene de ese niño que
se enamoró por primera vez en su vida. Y después de eso, se le agregó
un “endurecimiento del corazón” que le cubrió la vida con diversos
revestimientos egoístas. Ahora, de mí depende el tratar de remover todas
estas cubiertas, todas las capas superfluas que ocultan al verdadero
ser, y el volver a la deficiencia natural. Pero este ya no será el mismo
niño. El primer amor
simboliza para nosotros la necesidad, la sed de una conexión espiritual
interna con alguna forma perfeccionada, la cual describimos como una
mujer joven que hayamos amado, una relación de alma a alma. Ahora es
como si yo retornara a ese estado, pero esto ocurre después de haber
removido de mí mismo todas las capas artificiales, por lo tanto me
encuentro entre dos líneas. Por un lado, me aferro a la deficiencia
natural pura, y por otro lado, tengo todas las Klipot, todo lo que hay en mi ego, la fuerza del mal. Yo he removido de mí mismo todos los
conceptos que la sociedad considera el bien y el mal, los cuales no
surgen de mí, todos los valores que recibí en la escuela: cómo verme y
cómo comportarme. A pesar de que todos ellos desempeñan su papel. Una vez vi una escena de una película americana en la que se burlaban de la conducta artificial de los niños en el aula. Los niños
desempeñaban roles todo el tiempo, imitando a famosos actores de las
películas. Quedaba claro de qué película y qué rol interpretaba cada
uno de ellos en ese momento. En el momento siguiente, ya comenzaban a
desempeñar otro papel y así lo hacía cada uno de ellos. Depende de nosotros mismos el remover
todas las imágenes que nos adhirieron, que nos obligaron a interpretar
todo el tiempo. Ustedes de repente se sorprenderán a sí mismos pensando
cómo sentarse, cómo sostener la cabeza de manera agradable. Yo veo cómo
mi nieto imita con precisión todos los movimientos de la maestra del
jardín infantil. Un adulto está atado de pies y manos por
modelos de comportamiento, imágenes, preferencias y valores. Esto
comienza con aquello que él adoptó en la infancia hasta la edad de 6 a 8
años, a través de una imitación natural de los adultos. Después de
eso, él mismo ya comenzó a almacenarlos a través de su ego, un deseo de
verse bien a causa de la sociedad, le muestra que éste es un
comportamiento adecuado ante su opinión.
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