“Por encima de la razón”: la envidia que él siente
hacia los amigos cuando ve que ellos tienen mejores cualidades que las
suyas, lo motiva a adquirir sus buenas cualidades, las cuales no tiene y
de las cuales está celoso. Así, a través de la sociedad, él gana
nuevas cualidades que adopta al ver que ellos están en un grado
superior al suyo y él siente envidia de ellos. Esta es la razón por la
cual ahora puede ser mayor que cuando no tenía una sociedad, dado que
adquiere nuevos poderes a través de la sociedad. Envidio a mis amigos
en el buen sentido. Yo no quiero que sean peores que yo; quiero
elevarme yo mismo a su grado. Para hacer esto, tengo que integrarme
dentro de ellos. Yo no compito con ellos en los estudios
con base en la envidia. Nosotros estamos hablando del atributo de
otorgamiento, de acercarse al Creador y es por eso que tengo que
aprender de los amigos cómo volverme más dador. No podré arreglármelas
sin estar integrado en ellos. Por lo tanto, la envidia
espiritual es opuesta a la material. La envidia material coloca a la
persona en la lista “negra”, la lista de aquellos sin los cuales mi vida
habría sido más tranquila, pero la envidia espiritual me estimula a
unirme a ellos a pesar de mi naturaleza, de mi deseo. Yo necesito
“abrazarlos” internamente, para que ellos me ayuden a elevarme al mismo
grado. Así, la envidia espiritual despierta un mayor esfuerzo interno
debido al cual yo rompo mi egoísmo y lo convierto en una “palanca” para
el avance. Resulta que la envidia en un grupo es
una gran fuerza que viene del amigo a quien yo envidio; esta fuerza me
ayuda a elevarme por encima de mi egoísmo y me conecta con el amigo. Pero aparte de eso, también necesito el
poder del grupo que me ayuda a convertir el potencial destructivo de la
envidia, en potencial creativo. Después de todo, al principio, mi
envidia del amigo es tan terrible que es similar al odio. Él causa en mí
una sensación negativa, mala, porque siento que él es más elevado que
yo. Por lo tanto, revela un nuevo “hueco”, un vacío, una carencia, una
necesidad de algo dentro de mi deseo. Como resultado, yo lo envidio;
lo odio porque es mejor; él tiene una adición que yo no tengo.
Así, el amigo forma un deseo en mí y me
empuja a avanzar sólo si uso correctamente mi nueva necesidad. ¿Cómo
puedo convertiesto en otorgamiento, en el llenado correcto, en lo mismo
que él tiene? En primer lugar, necesitamos un poco de
cercanía, algún tipo de relación, unidad. De lo contrario, no seré capaz
de ver nada en él y no tendré nada que envidiar. Es por eso que nos
llamamos amigos, porque estamos unidos. Además de eso, tengo que reconocer en él
esa adición que me falta a mí. Dentro de mí se forma una necesidad
fuerte y yo la atesoro. Es muy importante no borrar su adición y mi
nuevo deseo contra el trasfondo interno de la percepción, por el
contrario, es necesario empezar a trabajar sobre éste, para que se
convierta en lo mismo que tiene mi amigo. De esta manera, todo esto se hace a
través de la opinión del grupo. Ustedes no se las arreglarán sin él;
tampoco se las arreglarán sin un amigo. Ambos factores me afectan y
desempeñan un papel crucial en el avance. Por regla general, yo siento envidia de
los amigos individuales, no del grupo en su conjunto, puesto que este es
“borroso” ante mi percepción y no está dirigido precisamente contra mi
egoísmo, de tal manera que yo pueda aspirar a una propiedad en
particular. Bueno, a continuación, yo hago las
acciones posibles y entonces la Luz, el Creador, completa lo que yo he
comenzado. La Luz siempre “finaliza” nuestros esfuerzos.
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