Una persona realiza muchas más
labores sociales durante una hora de trabajo, debido a su debilidad,
que su amigo que trabaja dos horas o más. Aquí también hay un asunto
psicológico, porque aquel que es muy perezoso por naturaleza, en una
sola hora se agota más que su amigo en dos horas o más. De acuerdo a
la perspectiva de la verdad evidente, nosotros no debemos obligar a una
parte de la sociedad a trabajar más que la otra parte para cumplir con
las necesidades de la vida. De hecho, la parte de la sociedad que por naturaleza
es fuerte y ágil, se beneficia del trabajo de los demás, los explota
maliciosamente contra el atributo de la verdad, porque ellos trabajan
muy poco en comparación con los débiles y perezosos en la sociedad. ¿Podemos nosotros evaluar a las personas
desde la perspectiva de la verdad o de acuerdo a la categoría de
veracidad? En sí misma, esta es una categoría maravillosa y verdadera.
Ella atestigua una cosa muy simple: uno merece en la misma medida en da,
es decir que todos deben ser valorados correctamente y con justicia
sobre la base de la contribución propia a la estructura general. Esta es
una ley de la naturaleza. Nosotros podemos diseñar muchas otras
regulaciones, pero en realidad esto es exactamente así. Nuestras recompensas son iguales a
nuestros esfuerzos, a pesar de que los esfuerzos no deben evaluarse a
través de números absolutos. Más bien, deben calcularse utilizando
medidas específicas relativas. Por ejemplo, es muy difícil para mí
levantar un peso de diez kilos y llevarlo a lo largo de diez kilómetros.
Sin embargo, para otra persona, podría ser sólo un paseo. Ella ni
siquiera notará este peso. Yo necesitaría descansar un par de horas para
reponer la energía que perdí y comer algo nutritivo, mientras que la
otra persona podría no cansarse en absoluto. Por el contrario, ella se
sentiría mucho mejor que antes. Por lo tanto, esto significa que
nosotros simplemente no podemos utilizar la categoría de la verdad, ni
tenemos ningún criterio para hacer cálculos exactos aquí. Por lo tanto,
¿es posible llevar una vida verdadera en nuestra sociedad?. Ustedes no encontrarán este problema en
la naturaleza inanimada, vegetativa y animada. Allí todo existe en
concordancia con el atributo de verdad, aunque nosotros no comprendamos
toda la imagen. Cada especie ocupa un nicho propio. Todos están
conectados, todos se guían por instintos naturales. Por lo tanto, todo
es correcto. No sabemos qué significa que ser
gobernados por la veracidad, dado que, en el nivel hablante, la
naturaleza nos deja ir, nos suelta las riendas, nos abandona y nos
permite establecer por nuestra cuenta relaciones con ella, no como
individuos, sino más bien como sociedad. La integración y las relaciones
sociales son, de hecho, los principales problemas que enfrentamos en
este momento. Anteriormente, cuando la humanidad se
encontraba todavía en una etapa de formación primitiva, el mundo era
como un rebaño, y como una familia. Por lo tanto, ésta no requirió
ninguna aclaración especial. En ese momento, la participación de todos
era definida como una familia, un sentido tribal de la comunidad y se
correspondía con las leyes de la naturaleza. Sin embargo, cuando los vínculos entre
los humanos perdieron su base familiar y se trasformaron en un campo de
intercambio de servicios profesionales, cuando las personas dejaron de
ser sólo partes de sus familias, tribus, clanes y aldeas, cuando
comenzaron a desarrollarse por sí mismas, allí fue que surgió el
problema. Después de todo, ahora la gente se compara con los otros y
tienden a darles tan poco como pueden a sus vecinos y al mismo tiempo,
reciben tanto como les sea posible. Nosotros y las personas que nos
rodean ya no somos un sistema unificado. Esto explica el por qué no
tenemos ninguna pista con respecto a cómo llevarse bien con los demás.
La categoría de la verdad entre nosotros es vaga y por eso no sentimos o
entendemos a los otros. “Yo trabajé en tu bota durante una semana”, dice el zapatero. ¿Cómo sé si está mintiéndome o si realmente ese tipo necesita tanto tiempo y
esfuerzo para reparar mi zapato? ¿Tal vez, simplemente él es poco
profesional? Hace un mes, en otra tienda, les tomó sólo un día repararle
a un compañero una bota parecida, le cobraron centavos. ¡Ahora, yo
estoy pagando cuatro veces más y tuve que esperar una semana entera! Para acortar la historia, cuando vamos
más allá de los límites de las comunidades naturales, nosotros nos
ocupamos de los problemas no resueltos. Somos incapaces de pegarnos a la
categoría de verdad y necesitamos criterios adicionales que la apoyen.
Después de todo, si ésta cae podría causar el caos en la sociedad. Es
por eso que hacemos “muletas”: diversos programas sociales, fondos de
seguridad nacional, hospitales y planes de pensiones, educación
gratuita, etc. No confiamos en nuestra capacidad para implementar la
categoría de la verdad en la vida, puesto que sabemos que las personas
no harán nada al respecto. En lugar de ello, nuestros países se encargan
de compensarlo, nos permiten permanecer en el aire y flotar no muy
lejos de las costas inalcanzables que aún no podemos alcanzar. Nosotros no tenemos ninguna posibilidad
de llegar a la orilla, dado que cambiamos los lazos familiares por
relaciones comerciales basadas en los principios de mentiras mutuas.
Nuestra sociedad se encuentra en un conflicto enorme con esta categoría:
el atributo de verdad. Como consecuencia de no obedecerlo, nosotros
sufrimos y no sabemos qué hacer a continuación. Al obedecerla, todavía
reconocemos que hay algo falso en ella.
Esta situación instiga una confrontación
eterna entre las masas y las elites. De acuerdo a la categoría de
verdad, todos somos iguales, sin embargo, las elites quita una gran
parte de la riqueza, dejando pobres a las masas. Todo gira alrededor del
problema original. ¿Hay una salida? ¿Podemos establecer
criterios auténticos? Por eso, nosotros debemos sentir a los demás como
nos sentimos a nosotros mismos. La categoría de verdad, simplemente no
puede basarse en nada diferente a eso. Tenemos que sentir cuán intensos
son los esfuerzos de los demás y compararlos con nuestros propios
esfuerzos. Esta comparación nos permitirá reponer nuestras relaciones. Si pudiéramos medir cuánto ha recibido
cada uno de nosotros de la naturaleza, cuán saludable es, cuan capaz de
hacer diferentes tipos de trabajo es cada uno de nosotros y cuál es
exactamente el resultado real de nuestros esfuerzos, entonces,
posiblemente podríamos distribuir los recursos de una manera más
correcta. Sin embargo, en la realidad, nuestros cálculos siempre están
equivocados, nunca distribuiremos la riqueza de manera justa, honesta y
correcta debido a la interferencia del Creador. ¡Él deliberadamente
estropea todo para que nos acerquemos a Él, puesto que Él es la verdad!. Subsecuentemente, el problema no es la
distribución justa y basada en el mérito, sino nuestra intención
altruista de otorgar. Los cálculos son correctos sólo con la condición
de que nosotros actuemos únicamente para establecer una conexión con el
Creador. Sólo entonces podremos distribuir las cosas de acuerdo a la
categoría de verdad.
Esto explica por qué fracasó el “experimento socialista” en Rusia. Sus organizadores no se aferraron a la clave: una conexión
con la Luz Superior. A pesar de habérseles dado la oportunidad, al
final, el gobierno superior convirtió esto en un ejemplo negativo.
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