Nuestra mente exige que Él sea completamente benevolente, más allá de toda comparación. Hay una diferencia entre lo que vemos y lo que sentimos. Si nosotros nos fijamos en la naturaleza,
no en nuestras sensaciones, entonces nos parece perfecto. Hay una idea
perfecta de la combinación de sus partes. Cada una complementa a la
otra, y en la interconexión entre ellas, todos los elementos siempre construyen sistemas más complejos. La posibilidad de ser más complejos y
perfectos, de elevarse a estados desconocidos es inherente a la
naturaleza misma. Este potencial está presente en todos sus niveles. Por
ejemplo, nosotros utilizamos sólo una pequeña parte de nuestro cerebro.
“Potencialmente”, él está diseñado para hacer mucho más. ¿Por qué no
podemos usarlo completamente? En general, hay grandes profundidades en
la naturaleza, enormes reservas de energía; en resumen, necesitamos una
base que nos permita, sin “movimientos corporales”, proveérnoslo todo
para nosotros mismos, descubrirlo todo, elevarnos al grado de eternidad,
perfección, reforzarnos, y no necesitar ningún esfuerzo. La energía
inagotable está por todas partes, pero no sabemos cómo “conectar los
cables”. La tecnología moderna ha tomado una dirección completamente
equivocada y es por eso que es incapaz de realizar este potencial. Como resultado de ello, nosotros no
podemos llegar a la abundancia. Por otra parte, a juzgar por la forma en
que nos sentimos, estamos en un estado opuesto al que deberíamos estar. ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no podemos
complementarnos entre nosotros como las células de un cuerpo vivo que
interactúan unas con otras tan maravillosamente? ¿Por qué nos
desarrollamos en una mala dirección?. Hoy apenas podemos ver los viejos
tiempos, sin embargo, la vida en las tribus, en comunidades donde
todo el mundo era cerca los demás, era mucho mejor. La gente era más
feliz; ellos tenían más tiempo, observan sus tradiciones, se adherían a
su educación, se mantenían en un verdadero ambiente familiar y todo ello con una gran sensación. Al mirarlos con nuestra nariz hacia
arriba, nosotros estamos perdiendo el punto. Mientras tanto en algún
momento en el futuro, nos daremos cuenta de que somos más primitivos que
ellos. Después de todo, al menos ellos disfrutan de la vida, y luchan
con la vida insatisfecha, en una carrera que no tiene final. En esencia,
esta existencia está desprovista de racionalidad alguna. Resulta que, en última instancia, nuestro desarrollo no es bueno. Mientras tanto, la naturaleza es como
nuestra madre. Ella tiene el deseo de la madre que da y ha creado todo
lo que existe a partir de este deseo, de esta fuerza. Por el momento, se trata sólo de una
suposición ante nuestros ojos, sin embargo, es lo suficientemente
razonable como para ser estudiada. Baal HaSulam escribe sobre esto:
Nosotros podemos rastrear nuestro desarrollo por medio de algunos signos
que se derivan de una fuerza positiva. Por otra parte, está construido
con base en lo negativo: Yo no puedo dar un paso hacia adelante hasta
que sienta que algo me falta.
¿Qué nos empuja desde atrás? Una vara.
¿Qué me lleva hacia adelante? El placer. Por lo tanto, podemos
atribuirle estas dos partes a la naturaleza. Pero, por otro lado,
entendemos que en última instancia ambos nos desarrollan en dirección a
aumentar el bien. En resumen, en este punto Baal HaSulam indicó que la creación entera está preparada, pero por el momento sigue siendo un signo de interrogación
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