Esto se debe a que, como ya
se ha explicado (ítem 20), la impresión de que le llega a la persona al
participar en las Mitzvot entre el hombre y Dios es completamente igual a la impresión que recibe al participar en las Mitzvot entre el hombre y el hombre. Ella está obligada a realizar todas las Mitzvot Lishmá
(en beneficio de Él), sin ninguna esperanza para el amor propio, e
decir que ninguna luz o esperanza regresa a ella a través de sus
problemas en forma de premio u honor, etc. Aquí, en este exaltado punto,
el amor del Creador y el amor de su amigo se unen y se convierten en
una realidad (véase el punto 15). Por lo tanto ella actúa en cierta
medida de avance en la escalera del amor por los demás en toda la gente
del mundo en general. Vemos, pues, cuán exactas son estas condiciones: otorgamiento, naturaleza, el Creador,
quien exige que atravesemos las fases de la evolución de nuestro ego
hasta que nos ahoguemos totalmente en ellas, llenando el mal egoísta en
sus cuatro niveles. Además, la ruptura que comenzó en nuestras raíces
debe estar totalmente finalizada y debemos empezar a descubrir sus
resultados. Si la persona quiere avanzar realmente
en la espiritualidad, es decir hacia el otorgamiento, ella comienza
gradual y muy lentamente a descubrir que estas condiciones son muy
difíciles, casi imposibles y por supuesto insoportables. Esto se debe a
que la persona debe realizar acciones continuas, aprovechando todas las
oportunidades y buscando acciones adicionales de otorgamiento a los
demás, de amor a los demás. ¡Al mismo tiempo, la persona debe sentirse
feliz y eufórica a pesar de sus sensaciones en las que en realidad
carece de todo!
Nosotros debemos entender que en
realidad esto es lo que se llama espiritualidad: no recibir ninguna
recompensa sino actuar sólo por el bien de los demás. Si fuera por el
bien del Creador, entonces uno aceptaría hacer algo, puesto que Él es
grande y lo gobierna todo. Es respetable el hecho de estar en
conexión con Él, el ser cercano a Él, y otorgarle a Él. Pero cuando
hablamos de otorgamiento a los demás y no al Creador, es decir a
cualquier persona en este mundo a quien debo deleitar, hacer sentir
bien y complacer por medio de mis esfuerzos, esto parece una misión
imposible. En este punto nos damos cuenta de que sólo la Luz
Circundante puede hacer esto, puede producir dicho cambio y esta
acción es fundamental porque yo no tengo nada, no puedo escapar de ella.
Esta realmente es la meta de la creación y la justicia del superior, y
necesito la ayuda del Creador, porque sin Él no puedo hacer nada. Finalmente yo acepto, entiendo que esta
es la justicia superior y que así tiene que ser, a pesar de que estar
totalmente en contra de ella. Estoy dispuesto a pedir constantemente que
la fuerza superior venga, me corrija, me cambie, para que
aparentemente yo deje de existir y sólo le sirva a toda la humanidad,
tanto a mis enemigos como a mis seres queridos. No debería haber ninguna diferencia en
mi actitud hacia la más humilde y peor persona del mundo y mi actitud
hacia el Creador. Sólo cuando yo alcance el amor absoluto a los seres
creados alcanzaré al amor del Creador. Después de todo, el Creador tiene
que revelarse entre todos.
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