Nuestra unidad es ese mismo lugar donde se encuentra el mundo espiritual. Existe el tú y el yo. Si la persona se
siente solo a sí misma, ella experimenta el mundo corporal y vive en su
entorno. Pero nosotros queremos cubrir la brecha y comenzar a establecer
la conexión entre nosotros. Yo me esfuerzo por tus deseos (1) por
recibirlos (2) y sentirlos como propios. Por esta razón, yo me vuelvo
hacia la Luz como si se tratara de algo externo a pesar que también ella
reside entre nosotros. La Luz me da fuerza para unirme contigo, y en
esta unificación, de repente descubro algo nuevo. Cuando nos volvemos cercanos y trabajamos juntos en Arvut (responsabilidad
mutua, garantía mutua), se me revela una dimensión más profunda como si
en nuestra unidad se abriera una abertura en el mundo superior.
Baal HaSulam describe esto de
la siguiente manera: si sentimos que entre nosotros hay un muro que no
nos permiten conectarnos con los demás, si queremos romper este muro y
estamos pidiendo hacerlo, entonces la Luz desciende y hace una abertura
en él. A diferencia de una puerta, esta se abre de repente y sólo
entonces vemos que inicialmente ella había sido “prevista” allí. Como resultado de ello, entran en el
deseo del otro y éste se vuelve de ustedes. Esta entrada es la salida
hacia el peldaño más elevado: el Kli que han agregado a sí mismos resulta ser su mundo recién adquirido. De esta manera, conectan más y más nuevos Kelim,
o almas, al hacerlo, amplían su mundo. Ustedes siguen ascendiendo a
lo largo de los 125 peldaños de la escalera espiritual, es decir que se
unen con todos los deseos a pesar de su egoísmo y de su odio. Por lo tanto, resulta que han adquirido
la Luz en el deseo del otro, en el que desean realizar el otorgamiento
hacia él. Llenan el deseo de otro y para ustedes, esto resulta ser la
Luz Superior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.