Con respecto “al honor del rey”, esto significa que yo lo acepto a Él
como el que me controla, como el que organiza y maneja toda mi vida,
todo lo que está dentro de mí y a mi alrededor. Todo lo que siento y
pienso, todo lo que aparece en mi conciencia, viene de Él, de alguna
fuente. Supongan que pierdo la conciencia y
después comienzo a recobrar la conciencia. Todas las emociones que
siento dentro de mí mismo y el mundo a mi alrededor se derivan de alguna
fuente previa. La Fuente superior me moldea me forma y
me da la sensación de que existo dentro de un cuerpo físico, dentro de
cierto contexto, con manos, pies y que el mundo entero gira a mi
alrededor. Pero todo se describe dentro de mí en un solo punto, dentro
de mi conciencia. Este punto que se describe su
existencia, tiene una Fuente espiritual superior llamada “el Creador”.
Él es llamado el Creador porque Él me creó. En adición a esto, el
Creador (Bo Re) expresa Bo Re (ven y ve), porque puedo ir hacia Él y sentirlo a Él. El Creador creó dentro de mí, cierto
punto que se siente a sí mismo como si existiera en una forma única, en
un cuerpo humano que está viviendo en este mundo, en el universo. Pero
este punto tiene la posibilidad de expandir correctamente su percepción,
de manera que a partir de esta imagen física que obtiene de arriba, del
Creador, pueda alcanzarlo a Él, a su fuente. Esto significa que este debe aprender
cómo está construido, cómo ocurren por dentro los procesos que parecen
externos y aparentemente suceden en el mundo circundante. A partir de
esto puedo alcanzar la fuente. Pero en aras de esto, una vez debe más
reunirse dentro del punto todo lo que le parece externo. A partir de lo que sucede dentro de mi
cuerpo, yo debo localizar además este punto interno único que conecta
desde el interior hasta la fuente, hasta la causa de su existencia y
hasta la entera percepción de esta realidad. Esta es una etapa más
avanzada. El problema es entender,
principalmente sentir, que el Creador determina toda mi realidad, mi
percepción y además la del mundo. Imagínense como cierto tipo de
marioneta, un pequeño oso con una cuerda bajo tensión que es manejado
por cierto tipo de programa que lo hace moverse. Pero dentro de este hay
un punto especial que siente que existe así. Este punto es la fuente
del alma, porque todo lo demás le pertenece al Creador, a la fuente
superior que me activa. Pero este punto es el Adam en mí, el comienzo del futuro Adam.
Todo el resto le pertenece al Creador y es manejado desde arriba.
Entonces a partir de este punto, es importante que comience a entender
mi vida y qué es lo que la maneja. Esto es llamado, “a partir de tus
acciones somos conscientes de Ti”.
Yo observo las obras que Él lleva a
cabo con mi punto, cómo forma Él mi “yo” y todo este mundo, y a partir
de esto me vuelvo consciente de Él. De esta manera, alcanzo en última instancia al Creador.
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